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Tenancingo, Méx. En completo hermetismo se mantiene la comunidad de Santa Ana Ixtlahuatzingo en Tenancingo después de la liberación de cinco habitantes acusados de extorsión en contra de los mismos habitantes, y es que señalan sentir “temor” de una respuesta de la organización criminal que por años los ha sometido a pagar derecho de piso, principalmente a los floricultores.
“Pues ya se dijo que los detenidos no eran culpables, que ellos eran víctimas, más no podemos decir porque están en riesgo nuestras cabezas”, detalló uno de los pobladores que pidió su anonimato por cuestiones de seguridad.
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Actualmente en esta localidad más de 300 personas se dedican a esta actividad, de ahí que se vuelve tierra fértil para las extorsiones.
Este tipo de actividad ilícita lleva varios años, tiempo en el que los vecinos han solicitado operativos a las autoridades de seguridad, mismas que han sido omisas al tema.
Sí se han pedido operativos, tanto al Ayuntamiento como a los policías que luego nada más andan dando vueltas en el municipio, pero hasta a ellos les da miedo levantar la mano o la voz”.
Vecino
Detallan, que los mismos presuntos miembros de la célula delictiva que “llegó” a Santa Ana Ixtlahuatzingo eligió a los mayordomos y delegados como las personas que reunirían el dinero para pagar la “cuota” y de esta manera que los delincuentes no se vieran involucrados.
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“En el pueblo tenemos de costumbre pedir apoyo para las fiestas patronales, pero ya desde hace varios años aquellos les piden a los mayordomos los sobres de dinero para pagar cuotas, es lo que sabemos porque los compañeros son quienes dan la cara con aquella gente, es nada más lo que le puedo decir”, señaló otro de los vecinos de Tenancingo.
Floricultores cambian de giro por temor a las extorsiones
Al menos 30% de los 15 mil floricultores de municipios como Villa Guerrero, Tenancingo y Coatepec Harinas cambiaron los cultivos de flor a chayote, fresa, aguacate y hortalizas que son prósperas debido al clima de dicha región, pues era incosteable la producción de flor y las cuotas que debían pagar por extorsión al crimen organizado.
Para más del 75% de las familias de la zona sur, el sustento se consigue a través de la agricultura, floricultura y ganadería, pero los habitantes comentaron que el costo es imposible de asumir cuando constantemente deben pagar por producto que aún no cortan, ni han vendido.
“Ahora hasta nuestros compradores que vienen de otras entidades o municipios deben pagar cuota. No hemos podido levantarnos desde la pandemia que nos llevó a la quiebra a muchos, y luego llevamos años, décadas en este ambiente de violencia”.
Productor
Por dichos cultivos llegan a pagar cuotas, de al menos 10 mil pesos por cada hectárea de cultivo que producen.
Esta situación ha provocado que en algunos casos han tenido que dejar sus invernaderos, pues ha sido difícil recuperarse de las condiciones económicas, sobre todo si persisten los amagos.
“Debemos comprar fertilizantes, tierra e insumos para los cultivos con determinados proveedores, contratar trabajadores que a veces ni sabemos si están relacionados con las células delictivas y que después se convierten en informantes sobre lo que se vende”, resaltó la señora Norma, a quien llamaremos así por seguridad.
Dos células delictivas las que mantienen control en zona sur
Señalaron que las zonas más azotadas por la célula de La Familia Michoacana y en algunas regiones el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) son Villa Guerrero, Coatepec Harinas y Tenancingo, donde muchos invernaderos cerraron de manera definitiva, pues no podían seguir pagando las extorsiones.
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