Queridas mujeres alquimistas, y queridos hombres conscientes:
Este camino de transformación, de independencia, de liderazgo femenino, no lo andamos solas. Lo hacemos con nuestras hijas, con nuestras abuelas, con otras mujeres… pero también, con los hombres que eligen caminar a nuestro lado, no delante.
Porque aunque hemos demostrado que somos capaces, valientes, poderosas y autónomas, también reconocemos que en esta sociedad aún profundamente desigual, la verdadera equidad no llegará si no contamos con hombres que se sumen a la causa de la igualdad.
Y no hablamos de que las mujeres necesiten ser salvadas. No. No somos princesas esperando un rescate, pero sí creemos, profundamente, que una mujer puede ser aún más fuerte, más plena y más feliz si camina al lado de un hombre que no le teme a su brillo.
Un hombre que acompaña sin controlar. Que cuida sin imponer. Que apoya sin competir. Que escucha sin minimizar. Que comparte sin miedo a ceder poder.
Un caballero contemporáneo no es quien sostiene a una mujer como si ella no pudiera. Es quien la impulsa cuando quiere volar más alto. Es quien se hace cargo de sus emociones. Quien sabe que los cuidados no son solo cosa de mujeres. Quien elige construir una relación de pareja, de trabajo o de amistad desde el respeto, la empatía y la colaboración.
Hoy más que nunca necesitamos hombres que no solo digan que creen en la igualdad, sino que la vivan: en casa, en el trabajo, en las calles, en las leyes. Aliados que eduquen diferente a sus hijos. Que hablen de corresponsabilidad. Que rompan con los estereotipos. Que se sumen a los proyectos liderados por mujeres sin buscar protagonismo. Que entiendan que su fuerza está en su sensibilidad, no en su poder sobre otros.
Porque también sabemos que el machismo daña a los hombres. Les impide sentir, pedir ayuda, mostrar ternura, vivir en paz. Y por eso, cuando un hombre elige desaprender la violencia y transformarse, también está haciendo alquimia.
Así que sí: una mujer puede sola. Pero una sociedad solo puede sanar si hombres y mujeres remamos en la misma dirección.
Queridas alquimistas, si tienes a tu lado un compañero de vida, de causa o de sueños que cree en ti, que te respeta, que celebra tus logros y te levanta cuando caes, abrázalo. Porque él también es parte de esta revolución.
Y a ti, hombre que estás leyendo esto: Gracias por no temer a una mujer libre. Gracias por construir un nuevo modelo de masculinidad. Gracias por no ser obstáculo, sino impulso.
Porque el mundo que queremos no lo cambiaremos solas, pero tampoco sin nosotras.
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