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Toluca, Méx. Los problemas de conducta son una forma de expresar dolor emocional, los niños y adolescentes no son la excepción a estos problemas, ya que desde temprana edad pueden aparecer padecimientos como la depresión, ansiedad, fobias y trastornos del comportamiento.
Los trastornos emocionales en niños y adolescentes a menudo están vinculados con cómo establecen relaciones interpersonales. Las causas más comunes son el hostigamiento escolar, exclusión, la autopercepción del cuerpo y la dificultad para la gestionar sus emociones, sin embargo, factores como las crisis familiares, enfermedades graves, ausencia de los padres, divorcios o cambios drásticos en su vida cotidiana también influyen en ellos.
El papel de los padres en la salud mental de sus hijos es esencial, ya que actúan como modelos emocionales a seguir desde la infancia, los niños aprenden a interpretar y gestionar sus emociones través de la convivencia diaria. Además, los padres son quienes pueden detectar síntomas de malestar de forma más rápida, al ser quienes más los conocen.
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¿Cómo los padres pueden identificar estos signos y ayudar a sus hijos?
Para identificar cuando existe algún signo de malestar emocional, es esencial que los padres observen de forma activa y estén atentos a cualquier cambio inusual de comportamiento, estado de ánimo o hábitos diarios de sus hijos.
Algunos de los signos más comunes, pueden ser:
- Tristeza persistente
- Irritabilidad
- Retraimiento o dificultades para relacionarse
- Pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban
- Alteraciones en el sueño o el apetito
- Agresividad
- Baja autoestima
También es importante observar si se presentan comportamientos extremos, como perfeccionismo, falta de empatía, apatía o miedo excesivo. En los más pequeños, estas señales pueden manifestarse como berrinches frecuentes, llanto constante o falta de interés por el juego.
¿Qué pueden hacer los padres para atender estas señales?
Al notar signos de malestar, lo primero es generar un espacio de confianza donde el niño o adolescente pueda hablar sin miedo, si el malestar persiste o los síntomas se agravan, es necesario acudir a un especialista que pueda evaluar la situación. La clave es detectar estos signos de manera temprana y no subestimarlos, ya que una intervención a tiempo puede prevenir el desarrollo de trastornos emocionales más graves.

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Por otro lado, cuidar del entorno emocional en casa y la forma en que los padres manejan sus propias emociones es importante también, ya que su salud mental influye en la de hijos, si sus cuidadores presentan trastornos de ansiedad, depresión o estrés crónico, es más probable que ellos también desarrollen dificultades emocionales.
Por ello, los padres deben fortalecer una comunicación familiar abierta en torno a las emociones y sentimientos, así como establecer rutinas saludables, dedicar tiempo de calidad, brindar afecto, apoyo y reconocimiento constante a sus hijos para fortalecer su bienestar emocional.
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