Toluca, Méx. La feria instala año con año en honor la Virgen del Carmen en el centro de la ciudad de Toluca es mucho más que una fiesta patronal; es un evento que genera un para los negocios locales establecidos que están alrededor de la zona. Mientras algunos comerciantes reportan un auge significativo, otros luchan por sobrevivir ante los desafíos que impone esta arraigada tradición.

Ventas al alza en tiendas religiosas

Para las tiendas de artículos religiosos ubicadas en la zona aledaña a la iglesia del Carmen, la feria es una verdadera bendición. Isaac Hernández, de la tienda de artículos religiosos La Sagrada Familia, lo tiene claro: la feria no les afecta negativamente, sino que impulsa sus ventas.

Para algunos, la Feria del Carmen  se traduce en pérdidas considerables / Foto: Arturo Hernández
Para algunos, la Feria del Carmen se traduce en pérdidas considerables / Foto: Arturo Hernández

"Es una tradición que ya lleva muchos años”, comenta Hernández, destacando cómo personas de todos los barrios bajan a poner sus puestos y a trabajar.

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Para negocios como La Sagrada Familia, que venden productos relacionados con la Virgen del Carmen, el incremento es directo. "Incrementa un poco por el tema de que es la Feria de la Virgen del Carmen. A nosotros como locatarios que vendemos productos que a la gente le interesan de la virgencita, pues es como se consume," explica.

En ese sentido, estima un aumento del 10% al 15% en sus ventas, sin reportar problemas significativos de basura o seguridad durante el evento.

Pérdidas, inseguridad y desafíos para restaurantes y servicios

Sin embargo, no todos los negocios comparten este entusiasmo. Para algunos, la Feria del Carmen se traduce en pérdidas considerables y un sinfín de problemas.

Juan Pablo Domínguez, propietario del Restaurante Botticella, describe un escenario de "invisibilidad". Su negocio, que normalmente se beneficiaría de la temporada de graduaciones, experimenta una caída drástica del 60% al 70% en sus ventas debido al ruido, los olores y la competencia directa de la feria.

"Realmente sí tenemos comensales, sí tenemos clientela, pero nos disminuye mucho lo que realmente tendríamos si no estuviera la feria”, lamenta.

Además, señala que, a pesar de sus intentos por dialogar con las autoridades locales, sus peticiones han sido ignoradas, resignándose a que la feria es "un mal que ya tenemos que nosotros soportar”.

La situación es aún más alarmante para María Concepción Álvarez Manzanares, dueña de un estacionamiento. Para ella, la feria representa un "bloqueo total" que impide el acceso a su negocio, paralizando sus ingresos mientras sigue pagando una renta de 18 mil pesos.

Algunos negocios establecidos tienen bajas ventas / Foto: Arturo Hernández
Algunos negocios establecidos tienen bajas ventas / Foto: Arturo Hernández

La inseguridad también la ha golpeado directamente: fue asaltada y perdió su planta de luz, señalando a presuntos involucrados con la feria. La ausencia de vigilancia policial y la necesidad de pagar extra para que se lleven la basura que dejan los comerciantes del evento, añaden una carga insostenible.

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"No tenemos vehículos, no nos dejan varios pasos; no tenemos vigilancia, no hay policías, no hay nada de eso”, denuncia María Concepción, reflejando la frustración y el desamparo de los afectados.

Finalmente, ambos coinciden en que una reubicación de la feria es complejo, por lo que sugieren que la importancia de un continuo entre autoridades y comerciantes, para buscar estrategias que permitan a todos los negocios locales coexistir de manera más equitativa y segura con esta importante celebración toluqueña.

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