Nezahualcóyotl, Méx.- Cuando se aproxima el 12 de diciembre, día de su cita anual, todos los caminos conducen a la Basílica de Guadalupe, pero hay uno que pocos eligen por gusto y miles recorren por necesidad y fe: las vías del ferrocarril.
Desde los pueblos de Tlaxcala, Puebla, Chimalhuacán y Ciudad Neza, miles de peregrinos se adentran en ese laberinto de rieles, durmientes podridos, piedras sueltas y polvo que levanta el viento. Es la ruta más corta, sí, pero también la más peligrosa: el tren de carga puede aparecer en cualquier curva.
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Cuando el sol apenas calentaba, las caravanas iniciaron su recorrido. Van en grupos para cuidarse entre sí: niños, ancianos, mujeres con morrales y hombres cargando estandartes. Nadie camina solo.
“Ya mero terminan las vías, que son lo más pesado”, suspira Adrián, de Chimalhuacán, mientras ajusta la mochila de su hijo de ocho años. “Salimos aún de madrugada, llevamos más de tres horas aquí entre los rieles y nos faltan todavía unas cinco o seis más. Pero vamos despacito por los niños y los abuelos. Con tal de llegar a La Villita a tiempo para escuchar alguna misa, todo vale”, contó.
A unos metros, Ricardo, un vecino de Tlaxcala, relató que lleva varias horas de camino, desde que salió de la última parada que hizo. “Salí temprano desde cerca del Estadio Neza 86. Está feo, sí, hay mucho vidrio, perros, y cuando pasa el tren hay que brincar rapidito, pero uno viene con amor y se le hace fácil. Le voy a pedir a la Virgen de Guadalupe por la salud de mi mamá, que está enferma del riñón”, narró.
Las obras del nuevo puente vehicular que cruzará Periférico Oriente, justo a la altura de la colonia El Sol en Nezahualcóyotl, en el límite con la alcaldía capitalina de Venustiano Carranza, obligaron a cerrar el paso peatonal junto a las vías.
Donde antes los peregrinos caminaban entre los durmientes y esquivaban trenes de carga a lo lejos, ahora hay maquinaria pesada y trabes de concreto. El desvío es obligatorio, por lo que deben salir de las vías varios cientos de metros antes para internarse en las calles de la colonia El Sol.
Varios de ellos, confundidos, sorprendidos e incluso enojados, tuvieron que cambiar su trayecto tradicional. Bomberos y algunos policías municipales en el territorio de Neza les informan que no podrán continuar por las obras y que tendrán que buscar otra alternativa para pasar esa área.
En la nueva ruta por esa comunidad nezatlense, los fieles devotos de la Morenita del Tepeyac avanzan más lento. En ese tramo, ahora tienen que sortear coches, topes, perros callejeros y vendedores ambulantes.
Miles de pies cansados, cientos de promesas y una sola fe los empujan hacia adelante. Para los peregrinos del oriente del Valle de México, incluso las vías del tren se convierten en camino santo cuando se dirigen rumbo a la Basílica de Guadalupe, donde los espera el encuentro anhelado con su patrona.
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