Otumba, Méx. ¡Hiaa, hiaa! ¡Hiaa, hiaa! ¡Hiaa hiaa! Se escuchó en repetidas ocasiones en el “Burródromo”. Los rebuznos los hicieron los burros y los asistentes al recinto que se construyó en el centro de Otumba, para imitar a ese animal al que este 1 de mayo, , le rinden homenaje, pues están en peligro de extinción.

Este 2025 se cumplen 60 años de la celebración de la Feria Nacional del Burro, que es considerado un evento sui generis a nivel internacional.

En este municipio mexiquense, donde Viven Los Otomíes, significado de Otumba en esa lengua, el primer día de mayo es de fiesta y algarabía.

Un día de algarabía y reconocimiento para el noble asno en Otumba. Foto: Emilio Fernández
Un día de algarabía y reconocimiento para el noble asno en Otumba. Foto: Emilio Fernández

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El asno es el símbolo de identidad de los otumbenses. Y lo aseguran porque tienen los pelos de la burra en la mano. Pero no se la ha dado el reconocimiento que debe tener, ni en la tierra donde es venerado.

Otumba, es el único lugar en el mundo que organiza una feria ex profeso para rendirle culto a los borricos, los cuales durante los 364 días del año se dedican a labores de carga o a actividades en el campo de esa región nororiente del Valle de México.

La atracción principal es el concurso de disfraces. Desde temprana hora llegaron a la localidad miles de visitantes para participar en una de las 10 festividades más raras del mundo.

En esta ocasión fueron 18 los burros que fueron disfrazados. El público reunido en el “Burródromo” premió con sus aplausos al ganador: El burro Piñata. Pegaso y Canasta de Flores, burrito que tiene 20 días de nacido fue el segundo lugar y el tercer puesto fue para el Burro Pavoreal.

Miles se congregan en Otumba para rendir homenaje al burro en su feria anual. Foto: Emilio Fernández
Miles se congregan en Otumba para rendir homenaje al burro en su feria anual. Foto: Emilio Fernández

El “Burro Carlota”, ataviado con un vestido largo, peluca y lentes, además de que estuvo acompañado de su cuidador, quien portaba una pistola de juguete, sorprendió a los asistentes porque le recordó a la adulta mayor que hace unas semanas disparó en contra de varias personas, a las que acusó de invadir la casa de su hija en Chalco.

No es más burro el que rebuzna que el que desprecia el saber; es más burro quien pudiendo no se ocupa en aprender


Es que en ese municipio ven un burro y se les antoja el viaje, porque saben que entre menos burros más olotes.

Además del concurso de burros disfrazados, los habitantes juegan Polo en Burro, en el que montan a su animal, con una escoba le pegan a una pelota para dirigirla a la portería contraria y gana el que más goles mete a su contrincante.

Después varios asistentes participaron en el una original competencia que ganó el que imitó mejor el sonido del asno, el público asistente fue el que lo premió con aplausos.

La Feria del Burro inició en 1965, por iniciativa de un grupo de habitantes de Otumba que se percataron que el municipio, geográficamente, se encuentra en un área en la que en la Colonia era punto de encuentro de intercambios comerciales, a través de un relevo de burros, con productos que iban de la Villa Veracruz a la Ciudad de México.

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La singularidad de Otumba: Polo en burro y rebuznos que conquistan a los visitantes. Foto: Emilio Fernández
La singularidad de Otumba: Polo en burro y rebuznos que conquistan a los visitantes. Foto: Emilio Fernández

El burro está en peligro de extinción en esta región del Estado de México. Según Germán Flores Souza, creador de “Burrolandia”, un santuario para la preservación del asno que es el único que existe en Latinoamérica.

Según sus estimaciones, en la de la entidad quedan alrededor de 200. El festejo terminó con las carreras sobre burros fórmula 1 y fórmula 2. La velocidad de los asnos y la destreza de los jinetes dieron el triunfo a los ganadores.

Aquí este 1 de mayo al burro se le festeja. Hubo, además, música y stands de artesanías, comida y diversos artículos alusivos a la feria.

En el corazón de Otumba, la fiesta del burro sigue viva después de 60 años. Foto: Emilio Fernández
En el corazón de Otumba, la fiesta del burro sigue viva después de 60 años. Foto: Emilio Fernández

Cuenta la tradición que la festividad nació en 1965 por una convivencia entre Dolores Navarrete, La China; Nicolás; Felipe; Pedro y Odilón Contla, derivada de la anécdota:

Cierto día se encontraron dos compadres. Después de saludarse, uno le pregunta al otro: '¿a dónde vas, compadre? Voy a Tulancingo a comprar burros. ¿Pero compadre, para que vas tan lejos, si ahí en Otumba hay muchos burros y muy buenos'? Por eso, para burros los de Otumba


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