Toluca, Méx. – Con el cierre del calendario anual, millones de personas se preparan para recibir el 2026 con una serie de prácticas que mezclan la fe, la esperanza y la superstición. Aunque para algunos son solo costumbres familiares, estos rituales guardan una carga simbólica profunda orientada a la renovación y la prosperidad.
Aquí te presentamos los cinco rituales más emblemáticos que marcan la transición hacia el año venidero:
Es, sin duda, la tradición más arraigada en el mundo hispano. Consiste en comer doce uvas al ritmo de las campanadas de medianoche. Cada uva representa un mes del año y, con cada una, se debe visualizar un propósito o deseo. La clave, según los creyentes, es terminarlas a tiempo para asegurar que la buena suerte nos acompañe de enero a diciembre.
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Para quienes sueñan con recorrer el mundo, este ritual es indispensable. Al sonar las 12, muchas personas salen a la calle con maletas en mano para dar una vuelta a la manzana o simplemente cruzar el umbral de la puerta. Se cree que este acto atrae viajes, mudanzas y nuevas experiencias fuera de la rutina cotidiana.
La elección de la lencería para la última noche del año no es casualidad. El color rojo es el favorito de quienes buscan fortalecer el amor y la pasión; por otro lado, el amarillo es el estándar para atraer el dinero y la abundancia económica. En años recientes, el verde ha ganado popularidad para quienes priorizan la salud y el bienestar físico.
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Este ritual simboliza la expulsión de las "malas vibras" y las experiencias negativas del año que termina. Con una escoba, se barre desde el interior de la casa hacia la puerta principal o la calle, dejando el espacio limpio y listo para recibir nuevas oportunidades. Algunos suelen también arrojar un vaso de agua hacia el exterior con el mismo fin purificador.
Heredada de la cultura romana, la tradición de comer o simplemente cargar un puñado de lentejas secas está vinculada a la moneda. Debido a su forma, estas leguminosas simbolizan la riqueza. Colocarlas en los bolsillos, en la billetera o servirlas como primer plato del año es una de las cábalas más comunes para evitar la carestía.
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