La desaparición del INAI y los órganos garantes de transparencia estatal marca el fin de una etapa del gobierno abierto en México. Esta transformación institucional ha dejado a numerosas entidades federativas redefiniendo cómo incorporar estas funciones dentro de sus estructuras burocráticas. Estas colaboraciones resumen un diagnóstico que permitirá comprender mejor el estado actual y futuro de la transparencia.
Para abordar esta reflexión es necesario preguntarnos: ¿hacia dónde debe dirigirse el esfuerzo de gobierno abierto en México? Para responderla, considero la propuesta de Piranajed e Ingrams (2024), que sintetizan diez estudios previos y propone un modelo de seis etapas de madurez para el gobierno abierto: (1) Etapa Inicial, (2) Transparencia y Rendición de Cuentas, (3) Colaboración Abierta, (4) Plataforma, (5) Gobierno Abierto Democrático y (6) Gobernanza Abierta.
Para ilustrar la aplicación práctica de este modelo, analicé el caso del Instituto de Transparencia del Estado de México (INFOEM) durante el período 2004-2025, examinando cuatro variables clave: presupuesto asignado, personal adscrito, solicitudes de acceso a la información y recursos de apelación. Los datos presupuestarios revelan un crecimiento extraordinario del 4,843% en los recursos asignados, pasando de 5 millones de pesos en 2004 a 246.9 millones en 2024.
La variable de recursos humanos muestra un crecimiento del 970% durante el período 2004-2015, aunque puede aumentar por la siguiente década. Mientras las solicitudes de información disminuyeron 88% (2005-2025) el comportamiento de esta variable puede explicarse por la implementación de plataformas digitales, la difusión en línea de datos gubernamentales y la migración hacia la Plataforma Nacional de Transparencia.
No obstante el éxito relativo en la reducción de solicitudes, observamos un incremento preocupante del 284% en los recursos de apelación durante el mismo período. Este indicador demuestra un deterioro en la confianza ciudadana y sugiere deficiencias en la calidad de las respuestas. Con base en este análisis, el esfuerzo de gobierno abierto del Estado de México se ubica entre la Etapa 3 (Colaboración Abierta) y la Etapa 4 (Plataforma).
El análisis del caso mexiquense revela tres paradojas fundamentales. La paradoja presupuestaria evidencia una desconexión entre el incremento sustancial en inversión y recursos humanos, y los resultados obtenidos en términos de eficacia y satisfacción ciudadana. La brecha democrática se manifiesta en el aumento de la tasa de apelaciones que limita el impacto del empoderamiento ciudadano y erosiona la confianza en las instituciones de transparencia. La vulnerabilidad política surge de la transición política PRI-Morena que ha modificado el enfoque de los esfuerzos de transparencia, ubicando los esfuerzos del proyecto de gobierno abierto en una posición de fragilidad.
La madurez de la transparencia no debe depender solo del diseño institucional, sino de su apropiación ciudadana. El caso mexiquense muestra que sin resultados tangibles, sin confianza y sin continuidad política, el gobierno abierto corre el riesgo de quedar en el papel. En la siguiente parte, compartiré algunas propuestas concretas para reactivar este esfuerzo desde lo local.
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