Si bien soy un enfermo del balón, te confieso, querido vasco, que también soy un apasionado del rey de los deportes. Si bien no vi a Fernando Valenzuela, mi tío César, que fue taquero inmigrante en Los Ángeles, me regaló una gorra de Los Dodgers, cuando regresó del fallido sueño americano, y desde entonces sigo al equipo angelino.
La novena jugó el domingo pasado, aunque el juego pasó a segundo término luego de que Vanessa Hernández, Nezza, cantara el himno de los Estados Unidos en castellano ante la sorpresa del público, de los jugadores y de todo el mundo: “Para mi gente”, dijo con mucho valor “Estoy con ustedes”.
Ella nació en Estados Unidos, tiene ascendencia colombiana y dominicana, raíces que no olvida pese a haber crecido en california. Acá ya sabemos que el malinchismo es primero, y no lo digo por haberle puesto nombres vascos a tus hijos Ander, Iñaki y Mikel, pero qué bonito ejemplo del de Nezza desafiando al poder del presidente naranja.
A ti te pidieron que te pronunciaras sobre la persecución que viven los mexicanos en Estados Unidos y no tuviste el valor de decirlo frente a una cámara, ¿por qué? No quiero pensar que tuviste miedo de ser echado de tu lugar de residencia, o quizá tus ambiciones son las de dirigir en el país vecino, incluso a su selección nacional de “soccer”, como dicen los que llaman deporte nacional a un juego donde no utilizan un balón redondo ni usan el pie.
A ella le dijeron que no podía cantar el himno en castellano y lo hizo. Lo hizo porque tiene hu…, perdón, compromiso con la comunidad latina y sus intereses responden al dolor que vive su gente y no me refiero sólo a los colombianos y dominicanos, sino a todos los latinoamericanos perseguidos por el ICE en Estados Unidos, principalmente mexicanos, como esos a los que diriges en la selección.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Franklin Delano Roosevelt encargó al Departamento de Estado traducir The Star-Sprangled Banner, himno oficial de los Estados Unidos de América, en castellano, esto como parte de la política de buena vecindad que estableció el mandatario para tener una mejor relación con América Latina. Fue así como nació “El pendón estrellado”, la versión oficial del himno estadounidense en la lengua de Cervantes.
No es una cuestión de ideología, sino de compromiso. Puedes pensar que el fútbol y la política no pueden ir juntas y te entiendo, aunque difiero, pero te recuerdo que a la selección nacional la ven a ver todos los mexicanos, sobre todo migrantes en Estados Unidos y a ellos les fallaste. Te recuerdo que en todos los partidos hay que dar la cara, se gana y se pierde, pero siempre con dignidad, con entereza y con valor, tal y como lo hizo Nezza, que es una campeona.
P.D. Ojalá que así como gritas desde el banquillo, lo hagas algún día por los mexicanos que no tienen voz en el país que a diario fortalecen, a costa del que tanto extrañan.
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