Estás en el ojo del huracán. Hay quien pide tu cabeza, al menos por los próximos tres meses, lo cual significaría el final de la temporada para ti, y quizá para tu equipo. No te lo voy a negar, ni voy a estar de quedabien contigo, y es que cuando vi lo que hiciste, en vivo y de primera, supe que esa acción era de cárcel. Aunque eso sí, yo te creo y sé que tus disculpas fueron sinceras.
Viste la luz el 28 de noviembre, pero naciste futbolísticamente con el Tauro FC un 28 de marzo. Qué curioso, ese mismo 28 es el que te caracteriza y el que te gusta portar en la camiseta. Fue el glorioso Rommel Fernández el que te vio salir a la cancha como suplente contra el CD Árabe Unido e ingresar al minuto 24 por Hecgar Murillo.
Fuiste de menos a más hasta que la rompiste y comenzaste a llamar la atención de visores de Europa. Así te llegó la primera oportunidad con el Espanyol B, aunque sin mucho éxito. Después vino una segunda oportunidad con el FC Cartagena, equipo con el cual lograste un ascenso y jugaste la Copa del Rey. Los españoles se sorprendieron con tu visión de juego y físico imponente.
Ya era 2021, unos cuantos años después de haber debutado y con un bagaje importante dentro del futbol mundial. Ya habías jugado en Europa y te había ido bien, también ya comenzabas a ser un referente de la Selección de tu país y hasta en Concacaf ya te volteaban a ver desde arriba. Porque ya pintabas para mucho y la consolidación estaba viento en popa.
Desde las barras y las estrellas llegó el llamado que esperabas para fichar por el Houston Dynamo. Ya se sabía de tu calidad y potencia física, pero sin duda superaste las expectativas. Obtuviste un subcampeonato en la zona oeste y saliste campeón de la US Open Cup en 2023 nada más y nada menos que contra el poderosísimo Inter Miami.
Todos los que te conocemos sabemos de tu calidad. Llegaste a Pumas como refuerzo bomba y como el mejor futbolista de toda la Concacaf, según la misma federación que te premió y reconoció como tal. Así conquistaste a la afición auriazul con tu calidad y fuerza, con tu espíritu y garra. Apenas si llegaste como anillo al dedo al equipo de El Pedregal.
Cocó fue el apodo que te pusieron tus familiares desde pequeño. Sin la tilde, Coco, es como asustan a los niños en México “¡Cuidado, ahí viene el coco!”. Tu entrada contra Kevin Mier fue temeraria, pero no de mala leche porque no eres ese tipo de jugador. Aunque sí fue desmedida y tuvo las consecuencias que ya conocemos. Creo firmemente que no debes ser inhabilitado, pero ya veremos.
P.D. Mis mejores deseos para Kevin Mier, portero del Cruz Azul, que te recuperes pronto y que te veamos en breve bajo los tres postes.
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