Primero que nada muchas felicidades por ser campeón, segundo: el América. Entiendo que tu sueño de pequeño era ser campeón, que veías a los jugadores festejar y te imaginabas hacer lo mismo un día. No sé si recuerdas los festejos del bicampeonato de Pumas, o cualquiera de Pumas y te lo digo porque hiciste ahí las fuerzas básicas, pero no hubo una exposición desmedida al alcohol.
A Maradona se le cuestiona fuera de la cancha por su conducta, dentro de ella siempre fue un Dios. Alguna vez le preguntaron por el ejemplo que daba para la niñez y él dijo que no quería ser ejemplo de nadie, su opinión. El problema es que los personajes públicos, cómo el 10 o como tú, son ejemplo sin quererlo de todas aquellas personas que los admiran, en su mayoría niños que quieren llegar a ser como ustedes.
Pregonar con el ejemplo. Esta temporada ha sido diferente, el gol te acompañó, el liderazgo se reafirmó al saberte querido, valorado, en casa. Claro que el peso de la camiseta tras volver es mucho menor, más ligero que el rojiblanco y sin tantos reflectores. Aquella ida al palenque hubiera sido un escándalo en Guadalajara, acá hasta se premió y los medios nacionales ni siquiera voltearon a ver.
Borracho, yo voy cantando, reza la letra de la popularizada “Cumbia de los trapos”, del grupo argentino Yerba Brava, que se canta en todo México y que vinieron al Nemesio Díez el día de la final. Una canción ya vieja, pero hecha para el fútbol desde un inicio.
Dicen que más vale pez grande en pecera chica que pez chico en pecera grande, dicen. No sé si se pueda separar a la persona profesional del ente individual, pero al menos creo que lo que haces en lo privado es muy tuyo siempre y cuando no afectes a los demás, pero en público debes de guardar un comportamiento ejemplar, porque ya eres un ídolo.
Imaginemos cosas chingonas, dice aquel filósofo del fútbol. Piensa en esos niños que te ven con ojos nobles y sinceros, pero que también te imitan. Si te vieran leyendo a Juan Villoro también lo harían, ahora todos quieren escuchar al Malilla. Ellos quieren pegarle como tú al balón en la cancha, pero también quieren vestirse como tú en la calle y salir de noche como… Bueno, imaginemos cosas chingonas.
Nadie se asusta por tomar una cerveza, pero tampoco debemos normalizarlo ante los niños y no es que me asuste, sólo creo que podemos cambiar al mundo con nuestro granito de arena. Que el balón ruede y que sea a nuestro favor, al de la niñez, al de una mejor sociedad porque recuerda que ellos son el presente y la esperanza de un mejor mañana.
P.D. Enseñar las nalgas desde un autobús mientras sostienes una cerveza, aunque sea cero, no es el mejor ejemplo para la niñez.
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