Octavio de la Torre

El orgullo no se mide en cifras, sino en conciencia

El primer Viernes Muy Mexicano nos recordó algo que no cabe en una estadística: que el orgullo nacional se expresa cuando elegimos lo nuestro.

Más de 24 mil negocios familiares, distribuidos en las 32 entidades del país, participaron en esta jornada que unió a comerciantes, consumidores y gobiernos locales. No hubo región que quedara fuera; desde León y Puebla hasta Campeche y Puerto Vallarta, México se vistió de fiesta.

La red de Cámaras de Comercio y de Comercio en Pequeño, junto con la CONCANACO SERVYTUR, fue el corazón operativo de este movimiento. Gracias a su trabajo territorial se distribuyeron 250 mil engomados para identificar los establecimientos participantes y hacerlos visibles a través del portal oficial.

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Pero lo más valioso fue el símbolo: cada compra se convirtió en un acto moral, una apuesta por el país que queremos. En los recorridos realizados en 18 entidades, los negocios locales mostraron que la economía también puede ser un lenguaje de afecto. En Hidalgo, la feria de San Francisco fue escenario del primer acto simbólico de consumo local: más de 200 artesanas y artesanos participaron mostrando su talento y su herencia cultural.

El 44.54% de los negocios inscritos son físicos; 24% híbridos y el resto digitales. Los sectores más activos, turismo, servicios y comercio, reflejan el mosaico de nuestro país. Desde la belleza y la salud en Jalisco y Colima, hasta los alimentos y bebidas en Campeche y Durango, pasando por la moda y el calzado en Guanajuato y Coahuila.

Este movimiento no tiene fin, porque el programa es permanente. Cada viernes se abre una nueva oportunidad para sembrar conciencia, dignidad y comunidad.

Porque como dicta nuestro decálogo: “No hay soberanía sin autosuficiencia. Defender a México empieza por elegirlo. Todos los viernes. Todos los días.”

El Viernes Muy Mexicano es más que una estrategia económica; es un ritual de pertenencia. Es cuidar entre nosotros, reencontrarnos en lo común, y recordar que el orgullo no se vende: se vive, se comparte y se celebra.

“Porque lo local no es lo pequeño, es lo profundo. Porque consumir lo nuestro es cuidarnos entre nosotros. Y porque cada viernes, México vuelve a elegirse.

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