El deporte femenino en México no es ya una promesa, es una fuerza imparable, un continente por conquistar y un acto de transformación social. Cada vez más mujeres rompen barreras, participan en disciplinas históricamente masculinas y alzan su voz para reclamar espacios con equidad. En áreas como el atletismo, el futbol americano (tocho bandera), y el futbol femenil, los logros y las estadísticas nos muestran que estamos construyendo una nueva realidad.
En el atletismo, por ejemplo, la participación femenina ha demostrado avances contundentes. Aunque las cifras específicas pueden variar, el crecimiento del deporte practicado por mujeres es sostenido. Además, atletas paralímpicas como Gilda Guadalupe Cota Vera, medallista de plata en lanzamiento de peso F33, nos recuerdan que el talento femenino es vasto y diverso.
El futbol femenil también vive una revolución. Según datos universitarios recientes, la participación de mujeres y niñas en el futbol federado en México creció de 50 mil en 2019 a 1.5 millones en 2023, un salto histórico que refleja un cambio profundo en la cultura deportiva del país. Más niñas quieren jugar, más familias apoyan y más mujeres se suman en roles técnicos, directivos o arbitrales.
En el futbol americano sin contacto, tocho bandera o flag football, México se ha posicionado como potencia. La selección nacional femenil ha conquistado medallas mundiales y ha tenido figuras clave como Diana Flores, quarterback y capitana, embajadora de la NFL y rostro internacional del deporte femenino. Su impacto trasciende el campo: abre puertas, da visibilidad y demuestra que el liderazgo deportivo femenino es urgente y necesario.
A este ecosistema se suma una figura inspiradora: Arely Pérez “Coach Kelly”, pionera en el futbol americano colegial y la única mujer entrenadora en la Liga Mayor de ONEFA entre cientos de coaches. Ha impulsado iniciativas, participado en foros institucionales y defendido la creación de espacios seguros para niñas y mujeres en el deporte. Su carrera demuestra que también en el entrenamiento y la dirección técnica existen barreras por derribar.
Pero aunque el avance es innegable, también es cierto que las mujeres deportistas siguen enfrentando retos, violencias y abusos. Desde acosos silenciosos hasta desigualdades normalizadas, muchas atletas han sido vulneradas en espacios que deberían ser seguros. Durante el reciente Congreso Internacional de Cultura Física y Deporte, Teresa Ixchel hizo un llamado firme y necesario: no evadir los derechos de las deportistas, no minimizar sus denuncias y no permitir que la violencia quede oculta detrás del rendimiento. Su mensaje recordó que sin seguridad y justicia, no hay verdadero desarrollo deportivo.
El Congreso celebrado el día 14 y 15 de noviembre de 2025 en el Centro Internacional de Convenciones marcó un antes y un después. Gracias al impulso del Instituto Municipal de Cultura Física y Deporte de Toluca (IMCUFIDET) y al liderazgo de su directora Berenice Castro Plaza, el deporte femenino recibió un espacio digno, incluyente y lleno de visión. Berenice ha convertido al instituto en un punto de encuentro donde las mujeres pueden competir, formarse y desarrollarse sin miedo, con apoyo institucional y con verdaderas oportunidades.
Estos congresos no son sólo intercambios académicos, son plataformas para crear redes, para visibilizar desigualdades, para formar alianzas y para empujar políticas públicas que garanticen bienestar, seguridad y crecimiento.
La alquimia femenina ocurre cuando la velocista, la mariscal de campo, la futbolista, la entrenadora y la activista se encuentran, comparten y transforman juntas. Mujeres como Berenice Castro Plaza, Coach Kelly y Teresa Ixchel nos recuerdan que la lucha no solo es por medallas, sino por derechos, justicia y espacios seguros.
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