El mapa municipal del Estado de México en el primer año de las administraciones 2025-2027 nos deja a Morena gobernando más territorio que nunca, pero sin controlar del todo el relato. Sus gobiernos municipales cargan con el peso de enormes expectativas, conflictos internos y problemas estructurales que representan verdaderos retos en su corta historia como fuerza hegemónica local.

La realidad de gobernar ha desgastado rápidamente el bono democrático en zonas clave, mientras la oposición se atrinchera en sus últimos bastiones bajo una narrativa de "resistencia y orden".

La crisis de Ecatepec y el cisma en Tecámac -donde la disputa entre la senadora Mariela Gutiérrez y la alcaldesa Rosi Wong paraliza la gobernanza- son solo la punta del iceberg. En el Valle de Toluca, la capital mexiquense enfrenta su propia encrucijada. El gobierno de Toluca, recuperado por la 4T, navega entre la herencia de malas administraciones y una ciudadanía impaciente ante el deterioro urbano; la promesa de transformación choca diariamente con baches e inseguridad que no distinguen partidos.

Hacia el oriente, la historia es distinta pero igualmente compleja. Nezahualcóyotl se mantiene como la "joya de la corona", con un modelo de seguridad vecinal que le permite una estabilidad relativa, convirtiéndose en el espejo donde otros alcaldes morenistas quisieran mirarse.

Sus vecinos, Chimalhuacán e Ixtapaluca enfrentan el reto de la renovación tras el desmantelamiento de las estructuras antorchistas. Esta última alcaldía incluso atraviesa por un vacío de poder, al tener “desaparecido” a su presidente municipal desde hace días. En estos sitios, la nueva administración morenista no ha logrado llenar los huecos de gestión social, y la inseguridad se ha filtrado en las grietas de esa transición inconclusa.

El corredor otrora azul, Naucalpan, Tlalnepantla y Cuautitlán Izcalli, vive una tensión constante. En estos municipios, donde la clase media es predominante, el discurso ideológico pesa menos que la eficacia de los servicios. Aquí, Morena enfrenta su prueba de fuego ante la percepción de inseguridad, crisis del agua y los baches que infestan la entidad. Esta franja requiere obras de alto impacto, como las contempladas para el oriente, o podría ser el epicentro del voto de castigo en 2027.

En contraparte, el archipiélago de la oposición, encabezado por Huixquilucan y ciertas zonas del Valle de México, apuesta por un modelo de contraste. Panistas y priistas han cerrado filas en una estrategia de "burbujas de seguridad". Su narrativa es clara: vender sus municipios como islas de desarrollo y plusvalía frente al "caos" de los gobiernos morenistas. Aunque aislados presupuestalmente por la federación

y el estado, estos gobiernos apuestan al desgaste del oficialismo, capitalizando cada error para presentarse como alternativa de gobernanza.

Así, el próximo escenario electoral no se definirá solo por siglas, sino por algo más elemental: quien logre convencer a una ciudadanía cansada de que gobernar bien sigue siendo más importante que ganar elecciones.

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