El presidente Donald Trump ha utilizado los primeros meses de su mandato para engolosinarse como niño en la víspera del 6 de enero, y hasta el momento el capricho ha tenido resultados acorde a sus antojos.
Con piezas colocadas una a una se ha establecido en el escenario internacional, el peligro que representa México para el mundo debido a su relación con cárteles de la droga y ha dibujado el escenario perfecto para hacer una serie de requerimientos en materia económica que, al momento, le han sido satisfechos.
A lo largo de los últimos meses México ha extraditado en fast track a capos de la droga que permanecieron décadas en México ante la negativa de gobiernos previos a entregarlos a la justicia norteamericana, testigos protegidos, el propio Genaro García Luna y, de manera reciente, la detención de Julio César Chávez Jr. ante circunstancias peculiares.
A esto sumemos las acusaciones a instituciones financieras por su presunto vínculo con cárteles del crimen organizado que ha generado una grave incertidumbre en los mercados financieros y se tiene como resultado un panorama más que justificado de la negligencia del gobierno Mexicano y da pauta a las acciones tomadas por el gobierno de Trump… tantos aranceles y medidas cautelares como sea necesario.
El ejercicio, está bien pensado, lo que no se ha previsto tan bien son sus consecuencias. El costal de aranceles que se ha plantado para una decena de países podría traer un impacto de hasta el 0.8 por ciento del Producto Interno Bruto a nivel mundial y para México de hasta el 0.4 por ciento que se suma a la triste situación de estancamiento que ya enfrenta nuestro país.
México, es uno de los países más castigados por esta situación, 50 por ciento de arancel al cobre, 25 por ciento a autos y autopartes y a partir del 1 de agosto 30 por ciento a productos que aún desconocemos y que pegará en producción, exportación y consumo de los mismos.
Para el sector empresarial la situación no se lee sólo compleja sino difícil de sortear, en diversos países el costo que implica la imposición de aranceles se ha trasladado en más del 70 por ciento al consumidor final: bajo crecimiento económico e inflación es una tormenta que tiene nombre.
Los anuncios de inversión y crecimiento de operaciones en nuestro país se han ido aplazando una y otra vez, derivado de la condición de incertidumbre que se tiene a nivel mundial y, en particular en México, nadie está dispuesto invertir su capital si no se tiene certeza de cuáles serán las reglas del juego en los siguientes meses.
Las cifras de generación de empleo han tenido retrocesos importantes en los últimos meses y la economía del país lejos de tener un panorama alentador al momento está sostenida con alfileres en muchos de sectores como el de manufactura y construcción.
La Presidenta Claudia Sheimbaum ha sido cautelosa, ha negociado aplazamientos y ha mantenido una relación sin confrontaciones con Estados Unidos pero también ha cumplido más de un deseo al vecino del norte y es un riesgo que siempre obtenga lo que pide.
La comunidad ha reconocido el temple y la contención de medidas de mayor impacto, pero dar condiciones de certeza a la llegada de inversión y proteger las inversiones locales es una prioridad que no puede dejarse de lado.
Hoy la intimidación ha dado resultados y el bully del colegio ha obtenido satisfacción, la pregunta es ¿cuánto tiempo será sostenible la situación?
Nos leemos en la siguiente.
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