Esta semana tuve la oportunidad de participar en la edición 11 del Business Automotive Meeting, una iniciativa del Cluster Automotriz Metropolitano, que marca las tendencias en el sector automotriz, los retos y la innovación que se desarrolla en torno a uno de los sectores que generan mayor dinamismo a nivel nacional y en el mundo.
En México, el 4.5 por ciento del Producto Interno Bruto es aportado justo por la cadena de valor que implica el sector automotriz y aun cuando se han dado pasos firmes, llegar a los niveles que se han alcanzado en países europeos, y hoy de manera preponderante asiáticos, se vislumbra como un camino muy pero muy lejano.
Asia ha demostrado la capacidad que hoy tiene para integrar grandes proyectos de innovación, para apostar a la educación, pero además a la generación de infraestructura, solo durante la primera mitad del año se invirtieron más de 12 mil millones de dólares en la iniciativa de la Franja y la ruta, cerca del 7 por ciento de PIB en infraestructura y han aplicado más de 8000 millones de dólares sólo en inteligencia artificial… esquemas relacionados al abasto de nuevas y más eficientes energías, políticas para generar condiciones de orden, economía y desarrollo pero con una visión a 10, 20 o 30 años de distancia.
Hace algunos años, una emblemática película infantil tomaba como estandarte la frase “camina hacia el futuro” evocando la necesidad de mirar que hoy estamos construyendo lo que más adelante podríamos disfrutar, sabiendo que los resultados del esfuerzo actual serían mejores condiciones de vida, oportunidades y desarrollo en el futuro.
Son estas dos bases las que considero para plantear la idea de este comentario… esta semana inicia el tercer año de la administración de la gobernadora Delfina Gómez y nada sería más oportuno y esperanzador, que iniciarlo con una frase como esa, “caminar hacia el futuro”, apostar por proyectos de largo plazo, por la creación de condiciones que dejen mejoras en la calidad de vida, no sólo para nosotros, sino para las generaciones que nos sucederán.
De todos es conocida la frase de qué hay cosas urgentes y otras importantes, el Estado de México, sin duda, tiene cosas urgentes para entender, la infraestructura, las condiciones de pobreza, pero no podemos dejar de lado aquellas cosas que importan y que construyen futuro, aquellas que impactan a pesar de los años y que tienen que ver con la generación de proyectos de desarrollo en el largo plazo, y con una visión mucho más periférica.
Comenzar a actuar con miras no a los siguientes cuatro años, sino a las siguientes generaciones, a dejar y sembrar condiciones de vida que sean recordadas, aun cuando hayan pasado las décadas, dejar de construir para el siguiente año y empezar a planear para la siguiente generación.
El sector empresarial reconoce lo que se ha hecho hasta el momento, la preocupación por reducir grandes rezagos que se habían arrastrado por décadas, buscar el bienestar de la gente y ampliar los recursos a los que hoy tienen acceso, pero es necesario impulsar que esas mismas familias puedan construir su propio destino; con mejores capacidades, con trabajos que les permitan desarrollar sus potencialidades, crear una generación de líderes que no necesiten un apoyo social… necesitamos un estado más competitivo que genere riqueza para todos.
El poder de servir es también el poder de trascender, de ser recordados por hechos, de incluir a todos, simplemente… de mirar hacia el futuro.
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