Con toda tranquilidad en el Estado de México fluyó la elección, como se preveía, filas largas y no hubo la gran participación como en los anteriores comicios.
Lo cierto es que la dificultad para emitir el sufragio fue alta y no faltaban las voces que desalentaron la participación.
Lo cierto es que al final, vale la pena rescatar algunas cosas importantes que siempre están ahí y son las que construyen nuestra democracia.
La principal, son los ciudadanos, que deciden acudir contra viento y marea, a pesar de que no entendían, en su mayoría, ni qué ni cómo votar.
Algunos, lamentablemente, en particular personas de la tercera edad, argumentaban temor a perder los beneficios de programas sociales.
El tiempo, como se calculaba, hasta 25 minutos en promedio, más si se trataba de gente que no tenía entrenamiento, porque se sabe bien que hubo gente a la que le enseñaron con bastante precisión cómo votar.
Por lo demás, hay que reconocer el enorme esfuerzo de las autoridades electorales para sacar adelante y con tan buen talante semejante ejercicio, con recursos cortos, tiempo limitado y poco apoyo del entorno institucional.
Esperemos a ver los resultados, que en primera instancia serán positivos seguramente, pero a largo plazo no tenemos idea clara de la gravedad de lo que esto puede implicar.
Tendrán que pasar algunos años para poder hacer un balance real del impacto -ya sea positivo o negativo- que la elección de jueces y magistrados implica y de cómo debemos ajustar la ley y el proceso electoral.
El primer asunto que es evidente es la falta de difusión y, por lo tanto, de conocimiento del electorado.
Es claro que los gobiernos de Morena necesitan aprender la utilidad real de los medios de comunicación, cuándo y cómo interactuar con ellos y en qué momentos son útiles y hasta necesarios.
Una elección tan compleja como esta hubiera sido necesario explicarla fuerte y quedito a los ciudadanos en todos los espacios posibles.
Los candidatos, además, necesitan guía para saber cómo, cuándo y dónde interactuar con la gente para llegar a la gran masa.
Es mentira aquello de que a nadie le interesa participar, por el contrario, había incluso entusiasmo en la gente, lo que faltaba era acceso a la información.
Todo era complejo, desde comprender los cargos hasta llegar a las urnas y leer las boletas.
Así que, ya pasado el mal trago de la elección intempestiva en la que era imprescindible salir del paso, ojalá nos sentemos con calma, responsabilidad y cabeza fría a organizar una reforma profunda y responsable que asegure una conformación adecuada del Poder Judicial. En tanto, ojalá todo salga lo mejor posible.
La última trinchera
En el Estado de México, todo bien en la elección. Nadie podrá reclamarle a la gobernadora Delfina Gómez nada por estos comicios.
Falta ver los resultados, desde luego, pero esperar oropeles sería un exceso, con lograr una buena participación estamos del otro lado.
Ahora, ya veremos si por fin en nuestro estado podemos avanzar en temas no electorales, que buena falta nos hace concentrarnos en la política interna y la administración del Estado de México.
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