Martha González

Juego de espejos

Desde la trinchera

En la política mexiquense nada es lo que parece y hoy no es posible hacer grandes previsiones sin temor a equivocarse.

Todo lo que solían ser signos de avance y señales de poder ha desaparecido, mientras que la escena pública está convertida en un circo de cinco pistas…o más.

Para empezar, Morena, la fuerza política dominante, donde se concentra la mayoría del poder, está en plena transformación.

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Resulta que ahora, después de haber peleado y ganado las grandes batallas, de posicionarse al frente, liderar la escena política, han decidido renunciar al idealismo inocente y convertirse en un partido político formal, con estructura, bases y liderazgos.

El problema es que la transición les está costando más de lo esperado. La escisión evidente entre los “puros”, los neomorenistas y los otros es cada vez más grande y evidente.

Higinio Martínez, desde el retiro, y sus huestes, entre las que se suman gente de gran valía para ese partido como Mariela Gutiérrez y su grupo, junto con los ex diputados de la anterior bancada local, muchos de ellos hoy alcaldes. Hay quienes se esfuerzan en pregonar que aquello es un fracaso y los festejos del aniversario del Senador en retiro muestran una fuerza menguada, sin embargo, el cisma que está generando no es menor ni despreciable.

De ahí, claramente, se perfilarán los cuadros que impulsará Mexiquenses de Corazón para los siguientes comicios locales.

Y es que el tema es que su contraparte no logra convertirse en un frente unido. La fuerza de Horacio Duarte ha ido menguando en los meses recientes y está medio desaparecido, desvaneciéndose.

Mientras tanto, nadie sabe a ciencia cierta quien dicta la agenda, quién pone orden, cuál es la línea de acción ni, mucho menos, el rumbo.

Como resultado, cada secretario hace lo que quiere, o lo que puede y casi ninguno tiene un plan definido, o al menos no se ve, quizá porque no lo comunican adecuadamente.

Mientras, las alcaldías están sin recursos y sin opciones. Todo se va al oriente, dicen, se vuelve cada vez más complicado ofrecer resultados y, por ende, la operación política.

Así las cosas, en Morena, partido y gobiernos, todavía no hay un rumbo definido.

Mientras, en la oposición, el PRI intenta desde el partido pero no consigue articular una estrategia clara, mientras sus congéneres en posiciones de gobierno van solo por lo suyo.

El PAN, se ha convertido en un partido de un solo hombre, donde solo Enrique Vargas resuena.

Probablemente Movimiento Ciudadano podría repuntar, ante semejante desorden, pero falta mucho por hacer.

Y, en medio de este caos, sin pies ni cabeza, personajes de Morena están ya en plena campaña por las alcaldías, cuando ni siquiera hemos llegado al primer informe de los actuales gobiernos.

Ante la ausencia de una oposición fuerte, en Morena se atacan entre sí y la guerra está que arde.

Mientras, los únicos avances visibles en materia de gobierno están en seguridad, que no consigue posicionar sus cifras positivas, porque las que vienen del gobierno federal son apabullantes, en especial si desde el GEM no comunican.

Así las cosas, rumbo al segundo informe de la gobernadora Delfina Gómez, como en la casa de los espejos, nada es lo que parece.

La última trinchera

Los que también están en aprietos son los diputados locales. Ellos están a unas semanas de sus fechas de informe y no hay mucho qué decir.

Y es que son pocos los que tienen propuestas específicas. En Morena, se constriñen a dar acompañamiento y apoyo a las propuestas que vienen del Ejecutivo. Cuando uno les pregunta por sus proyectos y trabajo, responden que están para apoyar a la gobernadora.

La oposición, salvo honrosas excepciones, espera las propuestas y voto de Morena y ahora le llaman civilidad política y acuerdos. Se acabó la discusión y análisis propia de un Congreso.

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