Este viernes 31 de octubre de 2025 marcó un paso significativo —y largamente esperado— para el periodismo y la defensa de los derechos humanos en el Estado de México. Ese día se publicó en la “Gaceta de Gobierno” el Protocolo de Actuación de las y los elementos de la Secretaría de Seguridad del Estado de México para garantizar la vida, integridad, libertad y seguridad de Periodistas y Personas Defensoras de los Derechos Humanos.
Su nombre es largo, sí, pero su propósito es claro: proteger a quienes, con su voz, palabra o acción, incomodan al poder, visibilizan injusticias y mantienen viva la esperanza de una sociedad más libre y justa.
Este instrumento no nació de la nada. Es fruto del trabajo conjunto entre la Junta de Gobierno del Mecanismo para la Protección Integral de Periodistas y Personas Defensoras de los Derechos Humanos, su Consejo Consultivo, la Secretaría de Seguridad, organizaciones de periodistas, periodistas independientes, defensoras y defensores mexiquenses, así como la propia Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (CODHEM).
El documento retoma estándares internacionales que dan solidez y coherencia a su diseño, como el Modelo de Protocolo de la UNESCO sobre la interacción de fuerzas de seguridad con periodistas, el Plan de Acción de las Naciones Unidas sobre la Seguridad de Periodistas y el Acuerdo de Escazú, que pone en el centro la protección de quienes defienden el medio ambiente.
No es un texto más para engrosar los archivos oficiales. Es, en esencia, un escudo legal y operativo que busca evitar que una cobertura termine en agresión, o que una denuncia ambiental acabe en amenaza o silencio.
Ahora debemos asegurarnos de que los alcaldes y alcaldesas entiendan, de una vez por todas, que proteger la libertad de expresión no es una concesión, sino una obligación.
Este paso institucional también envía un mensaje poderoso: que la seguridad y la dignidad de quienes informan o defienden derechos son un asunto público, no un problema individual. Que las agresiones a la prensa o a los activistas no deben quedar en la anécdota o en el miedo, sino enfrentarse con reglas claras, protocolos definidos y consecuencias legales. Porque detrás de cada periodista hay familias, comunidades y causas que merecen respeto y protección.
Claro, el papel aguanta todo, y de poco serviría este protocolo si se queda en letra muerta. Pero algo cambia cuando una medida así se publica oficialmente. Cambia el ánimo, cambia la conversación y cambia, poco a poco, la cultura institucional. Los policías deberán actuar con respeto ante una cámara o una libreta.
La verdad es que el Mecanismo mexiquense ha dado un paso de madurez institucional que muchos estados aún no se atreven a dar. No resuelve todo, pero sí traza un camino. Un camino donde la palabra no se castigue, donde la crítica no se silencie, donde informar no cueste la vida. Porque sólo con libertad de expresión y defensa de los derechos humanos se puede hablar de una democracia auténtica.
Hoy, más que celebrar una publicación en la Gaceta del Gobierno, celebramos la posibilidad de seguir contando historias sin miedo. Y eso, en los tiempos que corren, ya es un acto de esperanza.
El documento puede ser consultado en la liga: https://legislacion.edomex.gob.mx/sites/legislacion.edomex.gob.mx/files/files/pdf/gct/2025/oct311.pdf
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