La elección de rectora en la Universidad Autónoma del Estado de México es un desastre, lo peor, ahora están entrampados todos los actores involucrados y no parecen saber cómo salirse de ese lío.

Es una pena que el primer proceso en el que será elegida una mujer y hay más opciones, termine en un caos que ahora no permitirá que la decisión sea validada al ciento por ciento.

Es decir, “alguien” o varios “grupos” pretendieron meter las manos en la elección y, claramente, lo hicieron mal.

Lo cierto es que desde siempre fue una selección, más que una elección y la democratización del proceso era una tema ya impostergable desde hace tiempo.

Ahora, con estos tiempos de transformación que vivimos, era el momento de dar el paso, pero no entendieron el momento y, lo peor, dejaron el proceso al garete.

A los que pretendían imponer una candidata oficialista, no les alcanzó la fuerza, el ánimo o la decisión para llegar hasta el final.

Algunos señalan al rector Carlos Barrera como responsable y lo cierto es que hay muchos más intereses involucrados, que metieron la mano todos y ahora simplemente quieren sacarla, dejar aquello hecho un desastre y abonar al ambiente de linchamiento contra quien, de todos modos ya se iba.

Ahora, quienes no tenían el menor interés en participar -la mayoría de los estudiantes reales-, ya están involucrados y molestos por la imposición, la huelga crece, la crisis amenaza con volverse un caos y entre todos se encargaron de diluir a la máxima autoridad, así que ¿quien tiene la credibilidad necesaria para atemperar los ánimos y retomar el orden?

La renuncia de Eréndira Fierro claramente no ha sido suficiente para resolver el caos, pues enseguida empezaron a correr rumores de que ahora “los intereses obscuros” apoyaban a tal o cual.

Lo cierto es que la teoría del complot da para derribar a cualquier régimen o poner en duda todo sistema y ya sin autoridades, en un ambiente de linchamiento, lo que está en juego es mucho más que la carrera política de uno u otro.

Los estudiantes y maestros necesitan tomar el control de sus intereses, sus protestas y su autonomía, para que sean ellos quienes aprovechen esta revoltura, empujen a la democratización real y organicen un verdadero sistema de votación abierta a todos, en el que la comunidad universitaria, sin intervenciones ajenas, decida su destino.

La UAEMéx no es una universidad cualquiera y no solo es el cariño de los mexiquenses lo que le da relevancia. Es la mejor calificada del país entre las estatales y hace años que sus investigadores y los trabajos de los mismos la ponen en el más alto nivel.

Nada ni nadie tiene derecho de atentar contra ese patrimonio mexiquense solo por un trozo de poder ¿no les alcanza con lo que ya tienen?

La última trinchera

Quién sabe qué traerá entre manos el secretario General de Gobierno, Horacio Duarte que últimamente se le ve con una imagen renovada.

Algo estará preparando para en breve irrumpir en la escena pública con alguna sorpresa, de esas que cimbran.

Con la política estatal tan revuelta y estresada, todo se puede esperar, ya nada nos sorprende.

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