El Estado de México, junto con las demás entidades del país, ya se prepara para darle cuerpo y sustancia a la Semana Nacional de Salud Pública, a la que ha convocado la presidenta Claudia Sheinbaum. Será puesta en marcha el día 6 de septiembre y concluirá el sábado 13 de ese mes. ¿En qué municipio del país arrancará? Todavía es un misterio.
En principio, están convocadas las 32 entidades federativas, los 2,478 municipios y, las 242 jurisdicciones sanitarias del país. Se espera la participación de los sectores público, social y privado. Durante esa semana, el Gobierno de México ha propuesto que se aborden cinco ejes temáticos: (1) Prevención y control de enfermedades; (2) Salud materna, infantil y adolescente; (3) Determinantes sociales de la salud; (4) Salud mental y bienestar y, (5) Participación comunitaria y promoción de entornos saludables.
El Estado de México mucho tendrá que decir y proponer al respecto. Primero, porque es la entidad más poblada del país. Segundo, porque mucho podrá articular la Mtra. Delfina Gómez Álvarez, en cada uno de esos cinco ejes. Además, la entidad ha comenzado a ser beneficiada con una generosa inversión en diez u once municipios de la zona oriente de la entidad.
Dejo un par de ideas que, valga la expresión, podrían nutrir la Semana Nacional de Salud Pública. Uno de los determinantes sociales ineludibles que afectan la salud en la población, desde la infancia hasta la vejez, tiene que ver con el consumo de bebidas edulcoradas (refrescos, tés, jugos, bebidas azucaradas, entre otras). Las investigaciones más recientes advierten que la colocación de sellos octagonales en este tipo de productos, iniciada a finales de 2020, ha generado una limitada reducción en su consumo. Incluso, poco tiempo después de tales franqueos, la gente retornó a sus hábitos alimentarios. Dicho hábito de consumo prevalece por una sencilla razón: es muy complicado renunciar a nuestros hábitos, así como al disfrute de aquello que, al consumirlo, nos produce goce. Revise usted sus intentos fallidos y sabrá de qué hablo.
Los tomadores de decisión que ingenuamente piensan que aplicando la Norma Oficial Mexicana (NOM-051, 2020) bastará para mudar de aires los hábitos de cualquier persona, en realidad es quimérico. Hay que acudir a modelos más complejos, no tan lineales. Por ejemplo, a la par de colocar sellos, se deben regular campañas mediáticas; reducir los costos de productos orgánicos; disminuir impuestos a las refresqueras que produzcan bebidas nutritivas; controlar el acceso a las escuelas de estos dañinos productos y, evitar que deambulen estos líquidos en los entornos de los centros educativos.
Si como dice la jornada nacional, se trata de llegar a 20 millones de personas, con énfasis en los grupos más frágiles del territorio nacional, la entidad mexiquense podría aportar un tercio de la meta. Ya veremos.
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