A finales del 2014 corrió la noticia de que México había ocupado el deshonroso primer lugar entre los países de la OCDE, debido a que su Tasa Específica de Fecundidad en Adolescentes de 15 a 19 años (TEFA:15-19) había alcanzado 74 casos por cada mil chicas.
Ipso facto, en 2015 el Poder Ejecutivo puso en operación la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA). Se precisaron dos metas a cumplir en 2030: reducir a la mitad la TEFA:15-19 y erradicar los casos de niñas-madres de 10 a 14. La primera se alcanzará, pero no se podrá presumir. La segunda, no.
En 2015, el primer documento de la ENAPEA, en la página 81, decía: “La gestión de presupuesto deberá ser garantizada durante los próximos 15 años”. Ese año, el gobierno federal destinó 333.3 millones de pesos (mdp) para fortalecer la prevención del embarazo y dar acceso a la población adolescente a los servicios de salud sexual y reproductiva.
Ese presupuesto disminuyó drásticamente el siguiente año, pues únicamente se colocaron 82.9 mdp a la ENAPEA, es decir, la cuarta parte de lo que se destinó en 2015. El mensaje fue dañino pues aquello de “garantizar a la población adolescente el acceso a servicios integrales de salud sexual y reproductiva para tomar decisiones respecto del ejercicio de su sexualidad y vida reproductiva”, había enflaquecido.
El tamaño de la población adolescente en México bordea los 21 millones. Consecuentemente, el primer año de la ENAPEA el Gobierno federal invirtió 15 pesos con 21 centavos por adolescente. Ese era el tamaño de su “enorme preocupación”. Fue hasta 2021, cuando estábamos en el segundo año del Covid-19, cuando remontó el presupuesto pues se aportaron 340 mdp. Es extraño que se haya puesto más dinero cuando había resguardo en los hogares. Esos son los curiosos laberintos de la política pública.
En 2022 volvió a bajar la cuenta, apenas alcanzó 144.5 mdp. El tamaño de la prioridad fue por demás elocuente: se prodigaron seis pesos con 64 centavos por cada adolescente. El peor año fue 2016, pues apenas se desembolsaron anualmente tres pesos con 79 centavos por cada adolescente.
Las cifras ejercidas por la ENAPEA en 2024 dicen claramente que la suma fue de 101.1 mdp. ¿Esto fue un signo de la más “alta prioridad”? Se tradujo en cinco pesos con 6 centavos por adolescente. Eso es fingir y estar de espaldas de la realidad. Mucho tendrán que hacer los gobiernos estatales y municipales del país para ver qué hacen ante una reducción tan pavorosa. La población adolescente votará en algún momento.
La Mtra. Delfina Gómez, gobernadora de la entidad, con la mayor población adolescente en el país, tendrá que ser apoyada estratégicamente por su grupo estatal (GEPEA Estado de México), por el Poder Legislativo (morenista, la mayoría), si realmente quiere encarar esta problemática de salud pública. Por supuesto, siempre que ella trascienda el discurso y opte por materializar su gobierno en los hechos.
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