El pasado 4 de mayo, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció el Plan Maestro para la Zona Oriente del Estado de México. Dijo que: Ecatepec, Tlalnepantla, Texcoco, Chimalhuacán, Chicoloapan, Los Reyes la Paz, Nezahualcóyotl, Ixtapaluca, Chalco y Valle de Chalco serían los municipios beneficiados. El 2 de julio, la Mtra. Delfina Gómez, gobernadora de la entidad, habló de un plan “integral”, ya no “maestro”, y agregó a Naucalpan.

En esta oncena de municipios se buscará mejorar el acceso al agua potable, drenaje, pavimentación, alumbrado público, transporte, vivienda, empleo, acceso a los servicios de salud, mayor educación y, seguridad pública. Será una labor titánica. Los rezagos en cada rubro y municipio son considerables, por lo que no solamente constituyen un compromiso intertrienal o sexenal sino multisexenal.

En caso de obras mayúsculas y en asuntos como: educación, salud, transporte y seguridad, los gobiernos federal y estatal aportarán la mayor parte de fondos, recursos humanos, equipamiento; así como para la operación a corto y largo plazo. Eso no significa que la participación municipal sea marginal y menos aún contemplativa.

Si los gobiernos municipales tienen personal especializado y conocen la situación estructural o la condición de peligro que se vive en cada localidad, pueden aportar información válida y confiable para mejorar la toma de decisiones. Por ejemplo, hay obras que por más que se inviertan recursos económicos y materiales, no se erradicará la situación crítica porque nunca debieron permitirse allí asentamientos humanos. Esas decisiones las tomaron autoridades locales de cada tiempo y lugar. He aquí las consecuencias.

El plan integral para esta zona tendrá que pulsar con cuidado factores de riesgo como: las inundaciones y el drenaje históricamente colapsado que afectan a Ecatepec; los deslaves y desgajamientos que suceden periódicamente en la pendiente de “La Raquelito” y, en el Cerro del Chiquihuite, tanto en Naucalpan como en Tlalnepantla, respectivamente.

Los hundimientos y encharcamientos que crónicamente vive una parte de los habitantes de Texcoco son resultado de haberse asentado en suelo lacustre. La histórica falta de servicios públicos e inundaciones que se reportan en Chimalhuacán, Chicoloapan, La Paz, Ixtapaluca y Valle de Chalco, por permitir asentamientos humanos, habitacionales y comerciales en terrenos que eran humedales, continúan dañando la calidad de vida de la población.

Finalmente, las asiduas inundaciones y carencia de infraestructura acumulada en Nezahualcóyotl, debido a que, desde el siglo pasado, a partir de la década de los 40, distintas olas inmigratorias se acomodaron en antiguos cauces y marismas (suelos blandos, bajos y saturados), acrecientan la complejidad de este plan. A ver si ahora sí han decidido plantarle cara a esta problemática de colosales dimensiones.

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