El desplazamiento de un sitio a otro para atender nuestras necesidades es inherente al ser humano, así como en otros organismos vivos. La bicicleta y la motocicleta son medios de transporte que conllevan alta peligrosidad, incluso entre personas entrenadas, precavidas y que suelen utilizar medios de protección en caso de una indeseable caída.
Además de tener habilidades, experiencia, prudencia al conducir y el uso de medios de protección, se sabe que este tipo de vehículos motorizados son altamente peligrosos, debido al aumento en la fragilidad que un conductor adquiere, en caso de colisión. Las motos fueron creadas poco después de la segunda mitad del siglo XIX, aunque la producción en serie y su comercialización inició en el amanecer del siglo XX.
Desde hace tiempo, se sabe que los efectos de un accidente en este medio de transporte pueden dejar efectos letales o profundas consecuencias como: fractura de huesos; quemaduras en la piel; pérdida o lesiones severas en extremidades; daños en la espalda o en la columna vertebral; pérdida de órganos; quebrantos económicos y endeudamiento, además de otros efectos psicológicos y familiares.
Administraciones van o vienen en el gobierno del Estado de México y poco o nada logran contra la cultura machista que sigue vigente en la mayoría de los motociclistas, al no usar siquiera el casco cuando se montan en estos vehículos. Jamás se atreva usted a exhibir algún gesto de desaprobación ante tal imprudencia, porque se puede ganar, por lo menos, una furibunda mentada de madre, o bien, un candoroso: ¡Qué c&@$#/°s te importa!
El machismo cultiva una amplitud de formas expresivas y comportamentales. Macho es también quien ostenta que puede infringir la ley o asuntos reglamentarios como los de tránsito; asumiendo que no habrá autoridad que se atreva a detenerle para aplicar la más pálida multa. El macho pisotea las leyes. Además, todo machista debe mostrar que es osado al enfrentar cualquier peligro. Manejando a toda velocidad su motocicleta, sin el casco en su cabeza y zigzagueando a voluntad, jamás le pasará nada, porque así lo ha avalado el gran hombre con dos empuñaduras motorizadas, tras largas travesías por calles, avenidas y carreteras.
Este rasgo cultural también lo muestran algunas motociclistas. Es decir, el machismo se impone, pasando por alto el sexo biológico de las personas. Es así como cabe también la expresión “mujeres machistas”, aunque la gente piense que es un contrasentido.
Desconozco si hay bastantes policías de tránsito en la entidad para que, aplicando el reglamento, se lograse un cambio comportamental civilizatorio entre el grupo de motociclistas machistas que socarronamente circulan sin las mínimas medidas de seguridad por el territorio estatal. Lo que parece claro es se ha optado por una omnímoda contemplación, con tal de no recibir desaprobación.
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