Luis Alfonso Guadarrama Rico

Mentir, costumbre en la política

Signo

La historia tiene una montaña de casos en la que la mentira ha sido una práctica entre las personas que han formado parte de la clase política, sea del partido que sea, del régimen que sea y, también, se ha cultivado entre personalidades que afirman “no mentir”. El mundo está plagado de ello.

En la segunda mitad del siglo XX, la filósofa y filóloga Hannah Arendt anotó en su libro Verdad y mentira en la política: “La sinceridad nunca ha figurado entre las virtudes políticas, y las mentiras siempre han sido consideradas como medios justificables en los tratos políticos”. ¡Cuántos ejemplos gravitan en el mundo! Nadie escapa: socialistas, anarquistas, comunistas, capitalistas, religiosos, tránsfugas, neoliberales o populistas.

La prerrogativa que tiene la farsa expresada por las y los políticos es que ofrece un variopinto manantial de recursos retóricos para evitar no solamente la realidad fáctica, sino que, al menos por un tiempo, evita que aflore el rubor de quien la expresa. Estoy seguro de que cada persona que lea lo que a continuación pondré, llenará con abundante material los huecos que, cual costales vacíos, quedarán totalmente colmados por ustedes.

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Muchas personas conocen episodios o intuyen que determinadas expresiones verbales fueron parte de un disfraz o, más claramente, una desvergonzada falsedad, en nombre del postmoderno “manejo de crisis mediática”. Ahora van los ejemplos, sin entrecomillado, para ahorrar espacio. Usted colocará fácilmente el contenido.

Tengo las manos limpias; investigaremos hasta sus últimas consecuencias, tope hasta donde tope. Nosotros no somos corruptos(as). Atenderemos a todos, sin distinción. No habrá impunidad. Lucharemos contra la pobreza. Nadie se quedará atrás. Ninguna persona del gobierno disparó. Primero las familias. A nadie se va a encubrir. Que todo sea claro y transparente. Los indígenas (o pueblos originarios) son prioridad. Primero los(as) jóvenes. Atenderemos a las infancias. Esta obra solamente costará… Con estas acciones, hemos ahorrado…

Otra parte del abanico, ante un choque, incendio, masacre, derrumbe, ataque, sismo, temblor, tormenta tropical o ciclón, tergiversan cifras, pues solamente atina a decir que se registraron:

Una, dos, diez, 20 o 30 víctimas. Que ya se les está atendiendo. Que nunca, como ahora, se les dio una respuesta pronta. Que por primera vez se activaron protocolos nuevos. Que se trata de un programa único en su tipo (cualquier cosa que esto signifique). Que todo está resuelto. Que somos de primer mundo, incluido Dinamarca. Que todo lo atroz que ocurre hoy se debe al pasado.

Uno de los problemas de este tipo de quimeras es que, al ser de corte político, se reproducen en instituciones de educación superior de corte autónomo. Alterar, deformar, ocultar, tapar, exagerar, silenciar, posponer, seleccionar, negar, afirmar, olvidar y esquivar, son los artilugios de la mentira. Ojalá se entienda.

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