Uno de los fundadores de la investigación en comunicación de masas fue Harold Dwight Lasswell. Nació el 13 de febrero de 1902 en el estado de Illinois, EE. UU. Se doctoró a los 24 años en Ciencia Política en la Universidad de Chicago. Junto con Kurt Lewin (polaco), Paul Lazarsfeld (austriaco) y Carl Hovland (estadounidense) hicieron emerger el campo de la sociología política americana.

El impacto de la Gran Guerra (luego rebautizada como Primera Guerra Mundial), marcó la infancia y adolescencia de Lasswell. Exploró cómo se ejercía el poder mediante cierta retórica. Gracias a los trabajos del autor, la propaganda como estrategia de persuasión o de control, amplificada a través de la radio, la prensa y el cine, se erigió como un campo de investigación en Ciencias Sociales.

Lasswell tuvo la oportunidad de analizar diversos sistemas ideológico-políticos como el liberalismo, el conservadurismo, el socialismo soviético, el nazismo, el fascismo italiano y, poco después el español, así como el comunismo chino. Dado que vivió hasta 1978, le tocó ver una parte de la “Guerra Fría” (1947-1991) y la Guerra de Vietnam (1955-1975).

Este teórico de la comunicación hizo una notable labor de divulgación, a través de la National Broadcasting Company (NBC), para entonces, la cadena de radio más influyente. Entre sus más de 30 libros figuran: Poder y personalidad; Política: ¿Quién obtiene qué, cuándo y cómo?; Técnicas de propaganda en la Guerra Mundial. En este texto, editado en 1927, puso de relieve los temas que habían alimentado la propaganda alemana, francesa, inglesa y norteamericana, durante la Gran Guerra.

Influido por los aportes de John Dewey, en torno al sentido práctico y la utilidad de las ideas, ,aunque también por el psicoanálisis freudiano, Lasswell creó el modelo de comunicación de las cinco preguntas fundamentales: ¿Quién dice? ¿Qué? ¿A través de qué canal? ¿A quién? ¿Con qué efecto(s)? Su planteamiento fue conocido como la teoría de los efectos; pero debe subrayarse que más bien sentó las bases para el análisis de contenido, al tiempo que puso énfasis en el papel que desempeñan los políticos como parte de las élites del poder.

Ahora, cuando estamos inmersos en este dinámico ecosistema de comunicación multi y trans e hipermedia, al tiempo que somos causa y consecuencia de una nueva narrativa crossmediática, el aporte de Harold Lasswell conserva su valor heurístico.

Algunos sucesos lamentables y vergonzosos pueden constituir un punto de partida para comprender mejor a Lasswell. Por ejemplo, aquellos agrupados en las etiquetas digitales y volátiles como las Ladies o los Lord. También, los casos de youtuberos como “Fofo Márquez” o “Alex Marín”. Estos fenómenos dejan claro que, cuando se usan canales de información o difusión tan gigantescos e impredecibles, los efectos para el emisor [in]voluntario o infraganti, suelen ser devastadores. He allí la riqueza conceptual de este autor.

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