Se ha cumplido una década desde que entró en operación la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA). También, de la constitución del Grupo Estatal del Estado de México, enfocado a operar esta política pública (GEPEA). Tanto la entidad mexiquense, a nivel nacional, como el municipio de Ecatepec, en el concierto estatal, continúan reportando las cifras más altas en madres adolescentes.

Las cifras aportadas por el Proyecto Libélula advierten que en el periodo 2015-2024, la entidad acumuló 405,790 casos, ubicándose en primer lugar en México. ¿La gobernadora decidirá atender frontalmente esta problemática social y de salud?

Respecto a Ecatepec, se notificaron 33,842 casos. Diariamente nueve ecatepequenses menores de 20 años enfrentaron un parto. Cuatro de cada 10 eran menores de edad. Consecuentemente, seis de cada 10 habían cumplido 18 o 19 años. Respecto a su escolaridad, el 71% alcanzó estudios de secundaria o primaria. Casi la quinta parte (19%) había concluido el bachillerato. Entiéndase bien: la mayoría de las madres adolescentes del municipio, abandonaron sus estudios al menos dos o tres años antes de quedar encinta. El trabajo preventivo debe hacerse sistemáticamente en campo.

El embarazo no intencional, a la mayoría de ellas (73%) las condujo a vivir en unión libre, representando 73%. Únicamente 15% de ellas se mantuvo soltera, pero un 6%; contrajo nupcias, aunque algunas eran menores de edad. El restante 6% se distribuyó en “no especificado”, separada o divorciada.

Las condiciones etarias, escolares y conyugales explican por qué 70% quedaron enfrascadas en tareas del hogar, mientras que apenas 19% tenía empleo. Usualmente se trata de puestos laborales con bajos ingresos. Apenas 6% continuó estudiando; una problemática que atañe a las familias y al sistema educativo.

Los hombres que procrearon con estas chicas, en el 92% de los casos, tenían entre 18 y 71 años. El residual 8% había cumplido entre 13 y 17. Debe considerarse que a otro 19% se le permitió ocultarse. Una parte del personal de ginecobstetricia, así como profesionales de enfermería, trabajo social, psicología, laboratoristas, de Oficialías del Registro Civil y, también las familias implicadas, tienden a encubrir a estos hombres que han procreado con adolescentes. Unos y otros profesionales están obligados a aplicar las leyes, normas y protocolos vigentes para evitar este tipo de ocultamiento machista. No lo hacen, sea por desconocimiento, negligencia o silenciosa complicidad.

Lo anterior, debe llevar a la alcaldesa Azucena Cisneros Coss, mediante su Grupo Municipal de Prevención del Embarazo en Adolescentes, a mejorar la estrategia de prevención, especialmente si hace eco de lo que recientemente expresó: “Ecatepec no puede seguir improvisando”. Ojalá el municipio abandone este doloroso e histórico primer lugar.

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