Para miles de jóvenes y familias debió ser motivo de chasco no poder iniciar con ese primer semestre anhelado, tras haber obtenido un sitio en sus estudios de licenciatura dentro de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx). Es posible que una parte de los estudiantes de nuevo ingreso que deseaban arribar a las aulas de Ciudad Universitaria realmente se hayan mantenido desligados de los recientes acontecimientos salidos de la máxima casa de estudios. Suponer que todos saben lo que acontece, nada más porque se trata de su propia institución, es una idea cándida.
Mucho ayudaría que la actual administración universitaria, encabezada por la Dra. Patricia Zarza Delgado, diera a conocer a cuánto ascenderá el monto que se requerirá para atender las peticiones formuladas en cada espacio educativo, como parte de los pliegos petitorios que se han signado. Hacerlo público, ayudará a que las nuevas generaciones comprendan que impartir educación media superior y superior, también se materializa en millones de pesos.
Si además de ello, se tiene presente que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, ha dicho que se logrará la gratuidad total en la educación superior, entonces el Poder Ejecutivo, junto con el Poder Legislativo del Estado de México, tendrán que aumentar significativamente el monto aportado, para atender o subsanar aquello que requerirá la máxima casa de estudios. Se debe tener presente que una parte del presupuesto auriverde procede de la entidad y, otra parte del dinero, lo envía el Gobierno Federal.
Con el propósito de no abonar al desconocimiento sobre cómo funciona una institución como la nuestra, supongamos que la UAEMéx se sostiene con 100 pesos diarios. En números redondos, el Gobierno federal aporta 36 pesos; el Gobierno estatal envía 49 pesos. Sí, suman 85 pesos. Los 15 que faltan, proceden de ingresos propios, es decir, de las colegiaturas (inscripciones y reinscripciones), más unos cuantos servicios por los que la universidad logra recaudar unos centavos, cuando la contratan para realizar determinadas actividades. La UAEMéx no es una empresa, es una institución de educación superior de sostenimiento público. Conviene tenerlo presente.
Entonces, una vez que esos 15 pesos por “ingresos propios” se vayan eliminando, alguno de los dos Gobiernos (federal o estatal) lo tendrán que aportar. Punto. Si a ello se le adicionan los desperfectos, descomposturas y nuevas necesidades, surgidas por el “devenir” de la vida institucional, más la creación de nuevos espacios educativos, así como de nuevas escuelas o facultades, esos 100 pesos, por obvias razones, aumentarán.
El mensaje que se está dejando florecer y que parece circular jubilosamente entre las nuevas generaciones es artificial y avieso. Dicho recado parece decir: la gratuidad procede de un mundo paralelo y etéreo; todos ponen, menos tú.
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