Los métodos usualmente utilizados para controlar la natalidad en el mundo han sido a costa de intervenir (y de perjudicar) los cuerpos de las mujeres. Desde hace poco más de tres mil años el condón masculino ha tratado de disminuir la fecundidad, lo cierto es que ha sido insuficiente. Un considerable porcentaje de varones heterosexuales que disfrutan de los obsequios del dios Eros continúa resistiéndose al uso sistemático de esta maravillosa envoltura a base de látex o de poliuretano.

La vasectomía convencional es otro método al que muchos hombres, con o sin descendencia, también muestran resistencia. Mediante esta técnica, el médico, previa aplicación de anestesia local, pasa por el escroto y secciona con un bisturí los conductos deferentes, para evitar que los espermatozoides sigan llegando a los testículos, donde se produce el semen. Tras varios meses de espera y las pruebas correspondientes (seminogramas), no se producirá la fecundación. Las técnicas pueden ser tres: corte y ligadura; electrocauterización o, según capacidad económica del empoderado, colocar clips metálicos o de titanio en esos ductos.

Lo anterior viene a cuento porque se supo que la empresa NEXT Life Sciences, Inc., acaba de [re] lanzar un método anticonceptivo masculino no hormonal, conocido como ADAMTM, o simplemente: Adam.

El método Adam se aplica a través de una inyección que permite insertar un gel hidrosoluble en los conductos deferentes por donde pasan los espermatozoides, pero no frena la eyaculación ni reduce el placer sexual. El líquido seminal continuará saliendo, pero sin espermas. Esta “vasectomía” transitoria sin bisturí, tendrá en los usuarios un efecto anticonceptivo de uno a dos años. Después, se espera que la fertilidad vuelva completamente.

Este “reciente” desarrollo biotecnológico ha imitado aquello que había logrado la India en la década de los setenta. Ahora la empresa estadounidense, focalizada en la innovación en salud reproductiva, cree que existen mejores condiciones socioculturales para promover entre los hombres heterosexuales este método anticonceptivo.

La empresa californiana optó por el nombre mítico Adam, para vincularlo a la narrativa del Génesis. La idea fue invocar al “primer hombre”. La paradoja es que, junto con Eva, Adán procreó a: Caín, Abel, Set y, nueve, 14 o 140 descendientes más, según la fuente empleada.

A pesar de los recientes progresos, quizá por motivos más profundos que proceden del inconsciente —si hemos de seguir a Sigmund Freud o, por otro costado, a Carl Gustav Jung—una gran cantidad de hombres no lograrán escapar del atávico temor a la castración, o bien, a una serie de arquetipos emanados de los símbolos culturales y depositados en el inconsciente colectivo. Una pista: en México, por cada 100 ligaduras de trompa (salpingoclasia) en mujeres, únicamente se registran seis vasectomías. Mucho por andar.

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