Downward Spiral, el segundo disco de Nine Inch Nails (NIN), fue concebido por Trent Reznor con la idea de presentar, detalladamente y a través de las canciones que lo conforman, la historia de un hombre que se destruye progresivamente mientras su vida cae por una espiral descendente.
Para su grabación, Reznor eligió una casa en el área residencial de Los Ángeles, ubicada en el 10050 de Cielo Drive. Aquel lugar era famoso y reconocido debido a que fue la residencia de Roman Polanski y Sharon Tate desde 1965 hasta el asesinato de Tate, quien además de estar casada con el director, era actriz y modelo de alta costura.
Un fatídico día de 1969, el cineasta se retrasó debido a ciertos imprevistos en Londres y postergó su viaje hacia Beverly Hills; mientras Tate, que en aquel entonces tenía ocho meses y medio de embarazo, se encontraba en compañía de varios amigos. Durante la madrugada del 9 de agosto, diversos miembros de la secta de Charles Manson (incluyéndolo) penetraron en la casa y los asesinaron.
Motivado por la macabra historia, Reznor creó un estudio de grabación en la residencia, al que llamó Le Pig (una clara referencia a la palabra escrita durante los asesinatos). Por cierto, el álbum debut de Marilyn Manson, Portrait of an American Family, también se grabó en aquella casa.
Esta fascinación por los asesinos seriales, clasificados de esa forma a finales del siglo XX gracias a los avances que existieron en el estudio de la psicopatía y de la investigación forense y criminal, ha crecido con los años, causando un interés desmedido y curiosidad por las mentes de los asesinos, pasando por una atracción de tipo romántico o sexual hasta la llamada murderabilia, una afición por coleccionar objetos de los asesinos o que formaron parte de sus crímenes, o los llamados murderinos, de quienes hablaremos más a detalle en otra ocasión.
El término asesino serial fue acuñado por Robert Ressler, pionero en la elaboración de perfiles psicológicos, agente y criminólogo del FBI, de quien les recomiendo “Dentro del monstruo. Un intento por comprender a los asesinos en serie”, publicado por Alba Editorial; el libraco “Asesinos en serie” de editorial Ariel y, no podemos dejar de lado la espectacular serie Mindhunter, en Netflix, dirigida por David Fincher.
Ressler fue inspiración y asesor de Thomas Harris para El silencio de los inocentes, que se llevó a la pantalla grande, en 1991, bajo la dirección de Jonathan Demme. Cómo olvidar aquella escena de Buffalo Bill poniéndose (literalmente) en la piel de sus víctimas, con close-ups sugerentes y maquillaje incluido, mientras escuchamos "Goodbye Horses" de Q Lazzarus.
Les recomiendo ampliamente la novela gráfica “Murderabilia” del español Álvaro Ortiz, cuya narrativa y estilo gráfico son muy chéveres e inconfundibles. A través de un par de gatos negros y un coleccionista de objetos relacionados con asesinatos y atrocidades, asistiremos a una historia oscura de humor e intriga.
Finalmente, y ya que tocamos el tema de Charles Manson, no dejen de asomarse a las páginas de “Helter Skelter: la verdadera historia de los crímenes de la familia Manson”, editado por Contra y escrito por Vincent Bugliosi, el fiscal que tomó las riendas del caso.
Cosa curiosa: algunas líneas incluidas en las letras de las canciones de NIN son tomadas directamente de la obra de Friedrich Nietzsche, el autor de cabecera de Ressler, quien era fanático de la frase: “Quien con monstruos lucha, cuide de no convertirse a su vez en un monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, también este mira dentro de ti”.
Síguenos en nuestras redes sociales:
Instagram: @eluniversaledomex, Facebook: El Universal Edomex y X: @Univ_Edomex