Si eres un fanático de las tiras cómicas que aparecían en los periódicos los fines de semana, seguramente te suena este nombre: Charles Schulz. Si no es así, lo más seguro es que reconozcas a alguno de sus icónicos personajes, como Charlie Brown o Snoopy, que formaron parte del legado de este dibujante que nació un 26 de noviembre de 1922.
El pequeño Charles vio la luz en Minneapolis, Minnesota. Habían pasado sólo dos días desde su nacimiento cuando su vida quedó unida a las tiras cómicas: un tío le apodó “Sparky”, tomando como referencia al caballo Spark Plug del cómic Barney Google de Billy DeBeck.
Durante su juventud leía junto a su padre las tiras de los periódicos todos los domingos, casi como un ritual, y se sentía fascinado por personajes como Mickey Mouse y Popeye. Sus deseos de convertirse en dibujante se acrecentaron en 1937 cuando le publicaron un dibujo de Spike, el perro de la familia, en un periódico editado por ¡Ripley’s Believe It or Not! En la secundaria, apoyado por su madre, completó un curso de ilustración por correspondencia en la Federal School of Applied Cartooning.
Años más tarde, en 1943, ocurrieron un par de hechos que lo marcarían de por vida: la muerte de su madre, que en aquel entonces tenía 50 años, y su alistamiento al ejército en el Campo Campbell de Kentucky.
Dos años después, cuando regresó de la Guerra, comenzó a publicar, aunque de manera intermitente, la tira Li’l Folks en el Saturday Evening Post donde ya se gestaba el estilo que adoptaría finalmente con la publicación de Peanuts, que ocurrió un 2 de octubre de 1950, con la clásica y mítica historieta titulada Good ol’ Charlie Brown, ¡por lo que ahora cumplió 75 años!
La popularidad de Peanuts aumentó gracias a la empatía que la gente sentía con sus protagonistas y a la manera en que Schulz abordaba distintos arcos, presentaba personajes o evolucionaban. La trama semanal contenía, entre otras cosas humor, sarcasmo, nostalgia, enojo y, obvio, personajes entrañables: Charlie Brown, un chico al que no siempre le salen bien las cosas, ama el béisbol y vive enamorado de la pequeña pelirroja; Linus y su mantita; Lucy y su amor no correspondido (gracias a Beethoven) con Schroeder; Snoopy y todas sus encarnaciones o alter egos (Joe Cool, Flying Ace, Masked Marvel, Blackjack Snoopy, entre otros) y Woodstock, Peppermint Patty, Sally, Pigpen, Marcie y Frankie, entre muchos más.
En diciembre de 1999, cuando Schulz anunció su retiro, Peanuts era publicado y distribuido en más de 2 mil 600 periódicos alrededor del mundo y sus libros eran traducidos a 25 idiomas. Por si fuera poco, dio el salto a la televisión, donde descubrimos cómo fue adoptado Snoopy y conocimos a todos sus hermanos; además, no podemos olvidar los especiales de temporada como La Gran Calabaza o el de Navidad, además de una película bastante aceptable en 2015. Existe mercancía de todo tipo de la pandilla: desde calendarios, pasando por figuras y magnetos, hasta ropa y tenis. Mención aparte requiere la música que realizó Vince Guaraldi para acompañar la serie de televisión y los elepés que se editaron para todos los seguidores de la serie. Si tienen en casa una tornamesa pueden adquirir alguna de las ediciones especiales, con forma de calabaza, a color o con impresiones especiales.
El grueso de la historia de esta amada pandilla se reunió en una antología preciosa (editada hace una década para celebrar sus 65 años) que contiene datos, tiras cómicas (por década), presentación de personajes y una introducción escrita por Jean, la esposa de Schulz. Un tributo a la altura y todo un objeto de colección. Pónganse cómodos, tomen su mantita, tal y como lo hace Linus, y entren al universo de Peanuts.
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