¿A quién no le gusta celebrar su cumpleaños? Conozco a poca gente que piensa de esta forma y, al contrario, existe una aplastante mayoría que no sólo parten pastel, sino que convierten su celebración en una fiesta patronal.
Eso mismo le ocurrió a John Fitzgerald Kennedy, presidente de los Estados Unidos, la noche del 19 de mayo de 1962 cuando, en uno de los momentos más famosos y recordados de la cultura pop (y de la historia), Marilyn Monroe entonó la mítica y esquiva canción de “Happy Birthday” frente a más de 15 mil personas en el Madison Square Garden de Nueva York.
Aquella noche, enfundada en un traje de seda, color nude, con unas dos mil quinientas incrustaciones de cristales y que tuvo que ser cosido sobre su cuerpo poco antes de salir al escenario, tomó el micrófono para cantarle a JFK, con aquel tono aterciopelado y fatal: “Happy Birthday Mr. President”.
Aquellos pocos segundos, que enmudecieron al público y a los más de cuarenta millones de televidentes que presenciaban el festejo, parecían sellar los rumores de una relación sentimental entre ambos personajes que, en poco menos de un año terminarían muriendo. Monroe fue encontrada en su casa el 4 de agosto de ese mismo año tras ingerir una fuerte cantidad de barbitúricos, mientras que Kennedy sería asesinado en noviembre de 1963, en Dallas.
Sus muertes han generado un sinfín de notas, libros y muchísimas teorías de conspiración. Entre ellos, podemos destacar un libraco que apareció a principios de este año, firmado por el enorme James Ellroy, a través de Random House. Así, en Los seductores, nos toparemos con Fred Otash, un detective de la vida real que, además, sabía muchas indiscreciones, secretos y confidencias de los Kennedy. Según Ellroy, los Kennedy jugaron un papel definitivo en la muerte de Marilyn por lo que deberíamos olvidarnos de la palabra “suicidio” y comenzar a pensar en un asesinato.
A esta misma tesis se une el inmortal Frank Sinatra, quien fue amigo íntimo de la actriz, y aseguraba que la depresión y la ingesta masiva de medicamentos no fueron los culpables de su muerte, sino que el factor humano fue preponderante para dar ese empujón necesario para acceder “al campo contrario”.
Por cierto, ahora que hablamos de Sinatra, no olvidemos que las bases de su leyenda están fincadas en la música y el canto, y terminaron salvándole la vida. Les recomiendo que, para seguir leyendo esta columna, pongan de fondo el álbum “Sinatra at the Sands”, grabado completamente en vivo durante una presentación de Frankie en el Copa Room del Sands Hotel and Casino de Las Vegas, acompañado por la orquesta de Count Basie. Este disco doble, publicado en 1966, fue su primer álbum en vivo y nos deja ver a un Sinatra en plena forma: magistral, bravucón, deslumbrante…
Agreguen aquí también el libraco: “Letal como un solo de Charlie Parker”, una novela negra redonda y atrapante que nos sitúa en los años cincuenta, y en la que veremos aparecer personajes como John Wayne, Dean Martin, el mafioso Johnny Roselli y Frank Sinatra. Si me lo preguntan, hay pocos títulos tan magistrales y con tanto punch como el que eligió Javier Márquez Sánchez para su novela que, por cierto, fue publicada en la Colección Púrpura de la Editorial Salto de Página. No dejen de leerla.
Si desean leer más, aquí les paso el dato: Joyce Carol Oates publicó “Blonde”. Anthony Summer lanzó la biografía “Goddess” y Donald H. Wolfe analiza su muerte en “The Assassination of Marilyn Monroe”. Netflix lanzó hace unos años el documental “El misterio de Marilyn Monroe: Las cintas inéditas”. Así que véanlos, formen grupos de cuatro y comenten: ¿suicidio o asesinato?
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