En 2005, cuando terminaba la universidad, tuve la oportunidad de cursar un Diplomado de Literatura Fantástica y Ciencia Ficción que se realizaba en la Universidad del Claustro de Sor Juana. En aquel entonces mi interés y pasión por dichos géneros había crecido bastante, pero era muy difícil encontrar o conseguir libros sobre el tema, a menos que viajara a la Ciudad de México para comprar alguno en las librerías de renombre o descubrir alguna joyita perdida en las de “viejo” de Donceles.

No recuerdo cómo descubrí el diplomado, pero sí me acuerdo de que todos los fines de semana (ya que lo tomaba los sábados) viajaba en camión a muy temprana hora para llegar a tiempo a las clases que impartía magistralmente el escritor Ricardo Bernal (el “máster”) junto con su esposa Doris Camarena (directora en aquel entonces de la mítica revista “La Mandrágora”) y un claustro de profesores, entre los que se encontraban Alberto Chimal y José Luis Zárate, por mencionar algunos.

Por cierto (y esto es una nota al margen) ahí conocí y tuve de compañera a Sandra Becerril, conocida ahora en redes sociales como #EscritoraSerial, una famosísima guionista, cineasta y novelista premiada y reconocida a nivel internacional y que ha trabajado con Richard Matheson, quien, por cierto, recomienda ampliamente su novela “El silencio de todos los muertos”. ¡Pura calidad!

Bueno, el caso es que, además de adentrarme y conocer más de estos géneros, descubrí otros autores no tan conocidos y muchos de ellos considerados “de culto”, como Francisco Tario (a quien leíamos en copias y cuya obra, años más tarde, fue recuperada por el maestro Alejandro Toledo) y Emiliano González, que conocí con el cuento “Rudisbroeck o los autómatas”, que formaba parte de su libro “Los sueños de la bella durmiente”.

Ya en aquella época este libraco se encontraba descatalogado y era una de esas joyas que, si uno tenía buena estrella, en algún golpe de suerte se podía encontrar. Originalmente, se editó por la desaparecida editorial Joaquín Mortiz en su Serie del Volador en 1978 y, por cierto, es muy recordado también debido a que un joven Emiliano González (que tendría unos 23 años a finales de los 70’s) se hizo acreedor al famoso premio Xavier Villaurrutia (“de escritores para escritores”) por él.

Desde entonces se convirtió, tal y como lo decía, en un volumen mítico y esquivo, siempre escuchabas que en alguna librería de Donceles alguien lo había visto o le habían dicho que iba a llegar; conocías a alguien que decía que el amigo del hermano de su primo lo tenía o te enterabas de que alguien lo vendía por una cantidad descomunal fuera de tus posibilidades económicas de estudiante.

El tiempo transcurrió y, tras algunos años, descubrí que en las librerías Educal andaban vendiendo una reedición de este libro: se trataba de una coedición entre la editorial Aldus y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, en una colección llamada La Centena, “dedicada a recuperar obras significativas y a valorar a sus autores”. Sin embargo, se trataba de algunos fragmentos del libro y no más.

En el 2021 Random House Mondadori anunció una reedición de “Los sueños de la bella durmiente” en su colección De Bolsillo y, ahora sí, tuvimos una edición completa. Así que, si eres amante de la literatura fantástica o deseas descubrir una nueva lectura, no dejes de acercarte a este volumen que, por fin y tras largos años de espera, llegó para quedarse.

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