En un movimiento que parece mirar más al pasado que al futuro, el PRD comienza a reagrupar a sus figuras históricas: primero Rosario Robles y ahora Miguel Ángel Mancera. Ambos, con trayectorias marcadas por altibajos políticos y controversias, regresan al escenario impulsados por un partido que lucha por no desaparecer del mapa nacional. ¿Se trata de una estrategia de supervivencia o del intento por reconstituir una izquierda moderada que perdió rumbo tras la irrupción de Morena? Al hablar de justicia y reformas locales, Mancera lanza un mensaje que va más allá del discurso técnico: reconoce que la oposición, desdibujada y fragmentada, debe enfocarse en problemas reales y concretos. El llamado es claro, pero ¿tendrá eco en un PRD que aún no define con claridad su papel en la política nacional? La reincorporación de viejos cuadros puede ser tanto una señal de recomposición como un síntoma de agotamiento de nuevas ideas.
Cuestionan logros policiacos
La narrativa oficial sobre la disminución del robo al transporte de carga en el Estado de México ha sido cuestionada por una de las voces del sector empresarial. Julián Niembro, presidente de Coparmex en la entidad, calificó como “engañoso” el informe presentado por el secretario de Seguridad, Cristóbal Castañeda, al señalar que los datos difundidos sólo reflejan la experiencia de un puñado de grandes corporativos. La afirmación, según el empresario, pone en evidencia una desconexión entre las cifras gubernamentales y la realidad que enfrentan miles de pequeños y medianos negocios. El cuestionamiento de Niembro revela una preocupación de fondo: la invisibilización del 80% del tejido productivo que sostiene el empleo en el estado. Mientras las autoridades presumen avances con base en indicadores de empresas como Walmart o Amazon, los transportistas de negocios locales siguen expuestos a la inseguridad en caminos y carreteras.
Los tiempos en la UAEMéx
El reconocimiento por parte del encargado de despacho de la UAEMéx, Isidro Rogel Fajardo, sobre la posibilidad de reponer el periodo de auscultación revela que en la Universidad ya no se pueden ocultar las señales de descontento ni las denuncias de favoritismo en el proceso sucesorio. Aunque se intenta proyectar una imagen de apertura y diálogo, lo cierto es que la presión estudiantil y las críticas a la falta de transparencia han obligado a la administración central a repensar el rumbo de su reforma. La extensión del proceso de consulta hasta el 25 de junio, celebrada por Rogel Fajardo como una oportunidad para encontrar coincidencias, también refleja que la UAEMéx enfrenta una crisis de confianza. Más allá de los acuerdos formales, el verdadero reto será demostrar que el cambio estatutario responde a una convicción democrática y no a un ajuste cosmético.
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