La llegada de Alejandro Gómez Sánchez al Tribunal de Disciplina Judicial del Estado de México representa la incorporación de una figura con amplio historial en las estructuras de justicia del país. Con una trayectoria que abarca desde la extinta PGR hasta la Fiscalía mexiquense, su perfil combina experiencia técnica, conocimiento normativo y un pasado político-administrativo que no pasa desapercibido. Su designación podría reforzar la institucionalidad del Tribunal, pero también levanta cuestionamientos sobre la independencia y la necesidad de renovar con verdaderos contrapesos. Haber encabezado la Fiscalía del Estado de México durante casi ocho años, en gobiernos priistas y en uno de los periodos más violentos del país, convierte a Gómez Sánchez en un personaje polémico. Aunque argumentó motivos personales y de salud al presentar su renuncia en 2022, su regreso al poder judicial abre interrogantes sobre la continuidad de viejas prácticas y el verdadero alcance de la “renovación” que se presume en el sistema judicial mexiquense.
Desaparición del INFOEM
La posible extinción del INFOEM, encabezado por José Martínez Vilchis, representa mucho más que una simple reestructura institucional: es un golpe directo a los contrapesos ciudadanos en materia de transparencia. Bajo el argumento de armonización normativa, el Congreso mexiquense y el Ejecutivo estatal avanzan en una reforma que, lejos de fortalecer la rendición de cuentas, podría centralizar el control de la información en manos del Poder Ejecutivo, debilitando la vigilancia sobre el uso de recursos públicos. Que dos iniciativas propongan convertir al INFOEM en un organismo desconcentrado adscrito a la Secretaría de la Contraloría, es una señal clara del rumbo que pretende tomar el oficialismo. La conducción de José Martínez Vilchis, que tampoco ha sido la mejor, al frente de un instituto que ha mantenido posturas incómodas para distintos gobiernos, podría estar llegando a su fin no por sus fallas, sino por su independencia.
UAEMex de nuevo a prueba
Isidro Rogel Fajardo, al frente del despacho de la Rectoría de la UAEMéx, busca sostener el discurso de apertura mientras la universidad vive uno de los paros más prolongados de su historia reciente. Aunque asegura que el semestre no se perderá y que la reforma al Estatuto Universitario avanza con inclusión, la realidad es que la crisis ha puesto a prueba la legitimidad de las autoridades interinas. Rogel Fajardo transita una delgada línea entre contener el desgaste institucional y demostrar que, más allá del discurso, existe voluntad real de transformación. La promesa de presentar una propuesta de reforma antes de que termine junio parece una carrera contra el reloj que intenta mitigar la presión del movimiento estudiantil. Con 47 días de paro acumulados, la rectoría provisional de Rogel Fajardo debe demostrar que no sólo escucha, sino que traduce las demandas en cambios concretos.
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