Es preocupante la actitud del presidente municipal de Naucalpan, Isaac Montoya Márquez, al evitar pronunciarse sobre la desaparición de Kimberly Moya González, una joven de 16 años que ha estado desaparecida desde el 2 de octubre. En momentos tan delicados, se espera que las autoridades locales muestren compromiso y empatía con la comunidad, brindando información y apoyo a los familiares y ciudadanos preocupados. Aunque la investigación está en manos de la Fiscalía estatal y ya hay dos personas detenidas como posibles responsables, el silencio y la falta de respuestas claras del alcalde generan incertidumbre y desconfianza. La ciudadanía necesita que sus autoridades actúen con transparencia y responsabilidad para dar tranquilidad y avanzar en la búsqueda de Kimberly, cuyo paradero sigue siendo desconocido. Es momento de que Isaac Montoya asuma un papel más activo y solidario en este caso tan sensible.

Isaac Montoya Márquez, presidente municipal de Naucalpan
Isaac Montoya Márquez, presidente municipal de Naucalpan

Segunda etapa bacheo

El inicio de la segunda etapa de bacheo en Toluca, encabezado por Ricardo Moreno, es un paso necesario ante el evidente deterioro de las vialidades. Sin embargo, como reconocen las propias autoridades, los trabajos sólo alcanzarán el 10% del total de calles este año, lo que muestra la magnitud del reto. La inversión de más de 221 millones de pesos es significativa, pero aún distante de los 2 mil millones que se requerirían anualmente para atender adecuadamente las más de 3 mil 500 vialidades del municipio. Aun así, el esfuerzo por atender las 48 delegaciones de manera equitativa es un buen inicio. Ojalá esta voluntad se mantenga y se logre el apoyo necesario para avanzar hacia una infraestructura más segura y funcional para todas y todos.

Ricardo Moreno, presidente municipal de Toluca / Foto Especial
Ricardo Moreno, presidente municipal de Toluca / Foto Especial

Un dulce que preserva identidad

Reconocer al alfeñique como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado de México no sólo honra su historia, sino también a las manos que, generación tras generación, lo han moldeado con dedicación y orgullo toluqueño. Esta declaratoria no es un gesto simbólico: es un respaldo legal que permitirá fortalecer políticas públicas para preservar esta tradición, apoyar a las 84 familias que viven de ella y proyectarla más allá de nuestras fronteras. El reto ahora es impulsar su internacionalización, brindar capacitación a los productores y abrir nuevos caminos para que esta dulce artesanía conquiste paladares del mundo. El alfeñique no es solo azúcar moldeada, es historia, cultura y una parte viva del alma de Toluca. Celebrarlo es también proteger lo que nos une.

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