La reactivación del Aeropuerto Internacional de Toluca es un pendiente que ha transitado sexenios sin una solución definitiva. Que la gobernadora Delfina Gómez encabece personalmente la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz en esas instalaciones es una señal alentadora, pero también un reconocimiento tácito del abandono y la inoperancia que por años marcaron su destino. El Mundial de Fútbol puede ser la excusa perfecta para intentar levantar un aeropuerto que, con voluntad política real y una estrategia integral de seguridad y conectividad, podría convertirse en un verdadero polo logístico para el centro del país. El Aeropuerto de Toluca no sólo necesita seguridad para operar; requiere rutas comerciales estables, alianzas con aerolíneas, infraestructura moderna y, sobre todo, decisiones firmes. La gobernadora Delfina Gómez tiene la oportunidad de saldar una deuda histórica con el Valle de Toluca y reactivar un nodo clave para el desarrollo económico regional. De lo contrario, el riesgo es que el Mundial pase, los reflectores se apaguen y el aeropuerto vuelva al letargo.

Sucesión en la UAEMex… otra vez
El reinicio del proceso sucesorio en la UAEMéx confirma que las cinco aspirantes, Laura Benhumea, María José Bernáldez, Martha Patricia Zarza, Maricruz Moreno Zagal y María Dolores Durán García, están de acuerdo en aceptar los resultados del próximo 15 de julio. Sin embargo, más allá del protocolo, persisten dudas legítimas sobre la equidad del proceso. En el ambiente universitario no se disipan las sospechas sobre una cargada institucional y viejos intereses que, disfrazados de legalidad, pretenden colocar a su candidata. Resulta paradójico que en la contienda histórica por tener, por primera vez, a una rectora al frente de la UAEMéx, los viejos vicios del poder universitario sigan intactos. Si la universidad quiere dar un verdadero paso hacia la igualdad y la legitimidad, debe empezar por desterrar las simulaciones. De lo contrario, cambiarán los nombres, pero no el fondo del sistema. Y algo más: quién llegue a la Rectoría debe ofrecer cambios inmediatos en todo, la inercia llevó a la universidad a su actualidad.
Promesas de justicia
Héctor Macedo García, presidente electo del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, ha iniciado su encargo con una promesa ambiciosa: regresar a las comunidades y escuchar a todos los sectores involucrados en la justicia. Aunque el gesto suena bien en lo discursivo, no puede quedarse en una gira de buena voluntad ni en encuentros controlados. El Poder Judicial enfrenta una profunda crisis de confianza y legitimidad, y lo que menos necesita es una estrategia de relaciones públicas disfrazada de consulta. Si Macedo García realmente quiere marcar diferencia en el año y medio que tendrá al frente del Poder Judicial mexiquense, debe asumir que la apertura al diálogo no sustituye las decisiones de fondo. Reformar el sistema de justicia implica tocar intereses, sanear estructuras corroídas y actuar con independencia del poder político. La moneda ya no está en el aire y se comenzarán a medir resultados.

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