La violencia sexual contra las mujeres en el transporte público ha sido por décadas una herida abierta en el Estado de México. Frente a esta realidad, la administración de Delfina Gómez anunció el programa “Nos Movemos Seguras”, que articula un protocolo claro y acciones inmediatas para prevenir y atender el acoso. En un contexto donde más del 85% de las mujeres se sienten inseguras al viajar y una de cada cuatro ha sido víctima de violencia, este esfuerzo institucional representa una respuesta urgente y necesaria. La participación del C5, operadores del transporte y la ciudadanía revela un enfoque integral que busca no sólo reaccionar, sino también generar un cambio cultural profundo. El reto será garantizar la operatividad constante de este protocolo y evitar que quede en el olvido institucional. La violencia de género en el transporte es una expresión de una problemática estructural más amplia, y su combate requiere continuidad, evaluación y compromiso sostenido desde el más alto nivel de gobierno.

Baja expectativa
Que una participación superior al 20% en las elecciones del 1 de junio sea considerada “buena” por el presidente de la Jucopo, Francisco Vázquez, revela un síntoma preocupante de normalización del abstencionismo en el Estado de México. Aunque es cierto que la entidad concentra la Lista Nominal más grande del país, reducir la expectativa democrática a apenas una quinta parte del electorado es una señal de alarma. La baja participación no debe ser asumida como un estándar aceptable, sino como un llamado urgente a los partidos, autoridades y sociedad civil para reconstruir la confianza en las instituciones y fortalecer la cultura del voto. Una democracia robusta no se edifica sobre la resignación ante el desinterés ciudadano, sino en la promoción activa de la participación informada. Es responsabilidad de los liderazgos políticos, incluido Francisco Vázquez, alentar la inclusión, garantizar condiciones de seguridad y transparencia, y sobre todo, dignificar el ejercicio del sufragio como una herramienta real de transformación social.

Complicarlo más
La Universidad Autónoma del Estado de México atraviesa una etapa clave de transición, pero el encargo de Isidro Rogel Fajardo como rector interino deja más dudas que certezas. La reciente presentación de un “gabinete” compuesto exclusivamente por encargados de despacho plantea una pregunta legítima: ¿para qué quiere Rogel un equipo completo sin titulares? Esta estructura temporal, que en teoría debería ser excepcional y breve, amenaza con volverse una práctica normalizada que erosiona la toma de decisiones y la rendición de cuentas en la administración universitaria. Lo que debiera ser un momento de fortalecimiento institucional, especialmente ante el proceso electoral interno, se convierte en un síntoma de indefinición y opacidad. Al evitar nombramientos formales, se diluye la responsabilidad y se envía un mensaje preocupante a la comunidad universitaria: el liderazgo se ejerce a medias y el paro se mantiene.

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