Sin importar qué tipo de información consumimos dentro de los medios de comunicación, en algún momento de nuestra vida nos hemos topado o interesado en alguna nota relacionada con el entorno financiero, las fluctuaciones que presentan las monedas alrededor del mundo, exportaciones e importaciones que realiza un país, así como el crecimiento o contracción de las economías.

Y quizá uno de los términos con los que nos hemos encontrado es el de la balanza comercial, pero , ¿a qué nos debe remitir este concepto? y ¿cómo se construye este indicador? De acuerdo con la banca internacional, la balanza comercial forma parte de la balanza de pagos, que es dónde se registran todas las transacciones económicas producidas entre un país y el resto de los países con los que mantiene relaciones comerciales.

En este indicador se han de incorporar las exportaciones e importaciones de bienes, servicios, capital y transferencias financieras. Para algunos especialistas y analistas del sector, el dato de la balanza financiera es fundamental para cualquier país, ya que es un reflejo de la situación económica general.

En otras palabras, la balanza comercial nos ayuda a entender si un país está generando más riqueza con sus exportaciones o si está gastando más en importaciones. Con lo que entramos en términos afines como déficit, superávit o un equilibro.

Por equilibrio podemos entender que se presenta cuándo el resultado es cero, es decir, las exportaciones e importaciones están al mismo nivel y están equilibradas.

Por su parte, el superávit comercial se presenta cuando la diferencia es positiva. Es decir, cuando se producen más exportaciones que importaciones y por ende este es el mejor resultado que puede tener un país ya que entran recursos desde el exterior.

Finalmente, hablaremos de déficit comercial cuando la diferencia es negativa y las compras realizadas en el extranjero superan las ventas hacia el exterior. Si esta situación persiste en el país por mucho tiempo, será necesario compensar este déficit con emisión de deuda pública o privada para poder seguir comprando bienes en el exterior.

Tras un periodo largo de déficit, su presencia impactará de manera directa en los tipos de cambio. Con lo que aumentará el valor de las divisas y se debilitará la moneda propia, y como consecuencia, se incrementará el nivel de endeudamiento y la población perderá poder adquisitivo.

En lo que respecta a México, la balanza comercial ha presentado un comportamiento variado durante el primer trimestre de 2025. En lo que respecta al mes de marzo, de acuerdo con el último dato disponible en el sitio web del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), nuestro país tuvo un superávit cuando las exportaciones alcanzaron un valor de 55 mil 527.3 millones de dólares, mientras que las importaciones sumaron un total de 52 mil 84.9 millones de dólares. Lo que representa un saldo positivo de 3 mil 442.5 MDD.

Mientras que, para los meses de enero y febrero de este mismo año, al inicio del año la balanza comercial registró exportaciones por un valor de 44 mil 446.2 MDD e importaciones que alcanzaron los 49 mil 4.2 MDD. Un saldo negativo de -4 mil 558 MDD. Y durante febrero se alcanzó un superávit de 2 mil 212.4 MDD; con ventas 49 mil 279.7 MDD y compras de 47 mil 67.3 MDD.

Desde hoy, vale la pena conocer el comportamiento que tienen las exportaciones y las importaciones debido a los efectos que el déficit o el superávit puede tener sobre nuestros bolsillos. Las relaciones económicas de México con el exterior son fundamentales.

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