Los especialistas y analistas económicos coinciden en que la inflación es el aumento sostenido y generalizado de los precios de los bienes y servicios de una economía a través del tiempo. Y éste dato se calcula tomando como base aquellos productos que integran la canasta básica.
Y es que recientemente, en los medios de comunicación se dio a conocer que la inflación en México se aceleró más de lo esperado durante mayo, con lo que se superó el límite superior del rango objetivo oficial en medio de un ciclo de flexibilización del Banco de México (BANXICO) y una desaceleración económica.
En números, se informó que la inflación anual se aceleró hasta 4.42 por ciento durante mayo, por encima de la mediana de las estimaciones de los economistas encuestados por Bloomberg que pronosticaron un 4.38 por ciento, y más que el 3.93 por ciento registrado en abril. En lo que corresponde al índice subyacente, que excluye elementos volátiles como los alimentos y los combustibles, este dato subió al 4.06 por ciento, frente al 3.93 por ciento del mes anterior, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). El objetivo de inflación del banco central es del 3 por ciento, con un margen de error de un punto porcentual.
Sin embargo, la inflación puede clasificarse de acuerdo a su intensidad, causa y duración. Algunos de los más comunes son la inflación moderada, la inflación galopante, la hiperinflación, la estanflación, la deflación y la inflación subyacente. ¿De qué se trata cada uno de estos conceptos y cómo afecta a nuestros bolsillos?
La Inflación moderada se produce cuando los precios se incrementan lentamente en un porcentaje no superior al 10 por ciento anual. La inflación galopante tiene lugar cuando los precios superan los dos o tres dígitos interanualmente lo que puede generar graves problemas en la economía.
La presencia de la hiperinflación da lugar a una grave crisis económica en la que el índice de precios se incrementa en más de un 50 por ciento mensual; en esta situación, el dinero pierde valor rápidamente, disminuyendo el poder adquisitivo de los consumidores mientras que el precio de los productos aumenta. Mientras que la estanflación se caracteriza por la combinación de una elevada inflación, bajo o nulo crecimiento económico y altas tasas de desempleo.
En lo que corresponde a la inflación subyacente, en ésta se excluye del cálculo de la inflación los precios de los bienes y servicios más volátiles, como los alimentos y la energía, proporcionando una medida más estable y precisa de la tendencia de los precios a largo plazo.
En contraparte, la deflación se produce cuando hay una disminución generalizada de precios. Aunque pudiera parecer un fenómeno positivo, la deflación puede llevar a una espiral negativa de retraso en consumo e inversión, aumento de la deuda real y problemas aún mayores en la actividad económica.
Una inflación controlada, que se ubique en 3 por ciento (+/-1%), permite mantener el poder adquisitivo de las personas mientras incentiva la producción de bienes. Una inflación demasiado baja es tan mala como una inflación demasiado alta ya que si es muy baja los comerciantes pierden interés en ofrecer sus bienes, y si es demasiado alta los individuos reducen su capacidad de compra.
Aprender sobre estos conceptos, nos permitirá conocer las decisiones que toman las autoridades para beneficiar el consumo y la bajada de precios.
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