Desde su fundación en 2003, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) se ha consolidado como un centro de investigación aplicada, apartidista y sin fines de lucro. Siendo su objetivo principal el generar análisis y propuestas de políticas públicas para mejorar la capacidad de México de atraer, generar y retener talento e inversión, promoviendo un debate informado sobre el desarrollo del país.
Y basados en cuatro áreas de trabajo: economía, gobierno, sociedad y analítica ha desarrollado índices que dan cuenta de la realidad que se vive en México con un acercamiento a la realidad de la ciudadanía.
De acuerdo con información del propio IMCO, los análisis más emblemáticos generados por esta organización son los índices de competitividad urbana, estatal e internacional. Mientras que en materia de finanzas públicas sus publicaciones más icónicas son el Barómetro de Información Presupuestal Estatal (BIPE), el Barómetro de Información Presupuestal Municipal, el Índice de Información del Ejercicio del Gasto (IEEG), el primero en su tipo en México, así como el Informe legislativo.
En este sentido, para el público destaca que uno de los índices más esperados es el relacionado con la competitividad que demuestran durante dos años las 32 entidades del país para desarrollar talento y ser atractivos para la llegada de inversiones a sus territorios.
Para esta edición de 2025, el Índice de Competitividad Estatal (ICE) presenta un diagnóstico preciso y oportuno que refleja las condiciones de cada entidad para facilitar la toma de decisiones de política pública basadas en evidencia que les permita capitalizar la implementación del Plan México.
Si bien, los datos proporcionados dentro del ICE son importantes para el análisis y la toma de decisiones por parte de las autoridades estatales, ¿cómo se construye esta herramienta?
El Índice de Competitividad Estatal durante su edición 2025, analizó el desempeño de las 32 entidades federativas a partir de 53 indicadores agrupados en seis subíndices. Éstos miden la capacidad estructural de cada estado para generar, atraer y retener talento e inversión.
Para la presentación de resultados, las variables se colocan en una escala de cero a 100, en función de los valores obtenidos respecto a los demás estados. Posteriormente, los valores se normalizan mediante el método máx-mín, donde el valor máximo (100) lo obtiene el estado con la mejor calificación, mientras que el valor mínimo (0) lo obtiene el estado con la peor calificación.
Y es a través de este análisis cuantitativo como se contempla la diversificación económica, el acceso a la conectividad y los niveles de infraestructura respecto de la atracción de inversiones y talento.
Vale la pena señalar que el IMCO realiza este ejercicio metodológico cada dos años, por lo que su próxima edición será en 2027. Por lo que será interesante realizar una comparativa para detectar los avances y retrocesos que presenten cada una de las entidades analizadas.
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