El Banco de México (BANXICO) celebra su primer centenario de vida, después de su fundación que data del 25 de agosto de 1925 y que entró en operaciones el 1 de septiembre del mismo año, durante la presidencia de Plutarco Elías Calles. Una institución que en la actualidad goza de autonomía plena, por lo que nuestro banco central opera de manera independiente, sin dependencia de las autoridades en turno, con la finalidad de mantener la estabilidad monetaria y de precios en el país.
Aunque en la actualidad es algo común hablar de independencia y autonomía en las actividades que lleva a cabo el Banco de México, no siempre fue así. Ya que previo al mandato constitucional del 1 de abril de 1994 que la estableció como una institución autónoma, especialistas en el tema coinciden en una etapa de “autonomía carismática” debido a que no existieron fundamentos legales que respaldan este fundamento.
Pues desde la redacción de la Constitución de 1917 se tenían establecidos antecedentes de lo que hoy llamamos Banco de México, al considerar que, para terminar con la pluralidad y los problemas asociados a las emisiones privadas, comunes en aquellos tiempos, era necesaria la emisión de moneda nacional como una función exclusiva del Estado, que se delegaría en un banco central, sin que esto pudiera consolidarse dentro de un marco normativo.
Los propios miembros de nuestro banco central hablan de 3 etapas dentro del diseño institucional del Banco de México, La primera, que se situaría desde su fundación en 1925 hasta el año de 1938, en la cual los estatutos garantizaban cierta autonomía. La segunda que se extiende hasta 1970, en la que, pese a la ausencia de un marco legal propicio, se pudo ejercer una independencia basada en la claridad en torno a los límites y potenciales de la política monetaria entre las autoridades monetarias y hacendarias. Así como una tercera etapa en la que se decidió transitar hacia la plena institucionalización que se alcanzó en 1994.
Tras ese tránsito histórico, en la actualidad, algunas de las funciones que realiza esta entidad autónoma son la de mantener el valor del dinero, fomentar el desarrollo del sistema financiero, proveer a la economía del país de moneda nacional, procurar el buen funcionamiento del sistema de pagos e inversiones, mantener la inflación baja y estable, la regulación monetaria y cambiaria, así como funcionar como servicio de tesorería para el Gobierno Federal.
Asimismo, el Banco de México está encargado de gestionar, promover y revisar que las entidades financieras operen correctamente. Mientras realiza acciones para prevenir y detectar el lavado de dinero o el financiamiento al terrorismo.
Si bien, una de las principales fortalezas del Banco de México es su autonomía, ésta va acompañada de la responsabilidad de transparencia y rendición de cuentas que se realiza con el envío de informes periódicos al Congreso, la publicación de reportes y la divulgación de información oportuna para el público en general.
Dotar de independencia y autonomía de organización, así como de operación, ha sido quizá uno de los mayores logros conseguidos por el Banco de México en sus 100 años de vida acercándose a cumplir su meta inflacionaria en torno al 3 por ciento anual, una tarea que se ha buscado alcanzar desde 2003.