¡El Nevado de Toluca es inocente! No conduce ni habilita medios de transporte para los paseantes, tampoco solapa operadores irregulares ni mucho menos ignora denuncias. Y, sin embargo, asume el costo de nuestra indiferencia y negligencia.
El domingo pasado, una vez más, fue escenario de una tragedia: una “camioneta turística” se precipitó por una ladera del Xinantécatl, en la ruta que va del Parque de los Venados a Las Antenas. ¿El resultado? Trece personas heridas, entre ellas menores de edad y turistas extranjeros.
Como era previsible, en redes sociales circularon versiones no confirmadas sobre un fallecido y la fuga del conductor. En las primeras imágenes se apreciaba a elementos de la Policía de Alta Montaña y Agreste auxiliando a los lesionados en una tarde que había experimentado pasajes de niebla intermitente a lo largo del día.
Al día siguiente, lunes, la foto de una camioneta destrozada ocupó varias portadas de la prensa local resaltando que la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas determinó el cierre indefinido del volcán. Una medida que, como casi siempre, llega a destiempo y perjudica por igual a los pocos visitantes y montañistas responsables.
El Club de Exploraciones de México (CEMAC), sección Toluca, emitió un comunicado lamentando el accidente y expresando su solidaridad con los heridos y sus familias. Lo hizo junto con un recordatorio persistente: urge regular y vigilar lo que sucede dentro del Nevado de Toluca. Su amplia trayectoria en capacitación y formación sin fines de lucro les otorga una autoridad moral que, pese a todo, se ha estrellado contra el silencio institucional.
Porque no es la primera vez. Al menos desde enero de 2023, la agrupación Montañistas Unidos ha pedido también la intervención de las autoridades para detener el transporte turístico ilegal y a sus operadores sin registro -supuestos ejidatarios- que, con amenazas y bloqueos en plena área natural protegida, han impuesto su ley. Acompañaban aquella petición con dos episodios bien documentados en medios de comunicación, que reportaban 45 lesionados, en su mayoría de gravedad.
La ruta Parque de los Venados a Las Antenas había sido un acceso tradicional para senderistas y montañistas. Actualmente, dicho corredor es aprovechado por un turismo que ignora las reglas básicas de seguridad. Aquel espacio donde debería prevalecer el silencio y el espacio abierto tal cual, ha sido desplazado por el consumo exprés y la foto que busca la inmediatez, radicalmente opuestos a la experiencia auténtica.
Hasta aquí, nos queda claro que el problema no es el volcán. El asunto es nuestra capacidad o disposición para normalizar la tragedia persistente. Sí, la comentamos durante unos días y después la dejamos pasar, hasta que otra camioneta, otro conductor y otra lista de heridos nos recuerden lo que seguimos admitiendo.
Recientemente, en este espacio, lo señalamos: la montaña no nos necesita ni nos pertenece. No obstante, permanece inmutable frente al accidente, el titular llamativo y la preocupación efímera. ¿Acaso debe resignarse indefinidamente?
Brújula.- El rumbo informativo nos lleva al sur de Asia, donde las autoridades de Nepal anunciaron esta semana que renunciarán a las tarifas de permisos en casi cien picos, que van de los 5 mil a los 7 mil metros de altura, a fin de promover el montañismo y, por ende, el desarrollo económico en áreas remotas de aquel país. Sin duda, se trata de una medida controversial; ojalá también consideren el impacto ambiental de tal decisión.
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