Entre los intereses turísticos,
las presiones comunitarias y el deterioro ambiental,
el volcán espera una decisión definitiva: protegerlo o perderlo.
Se cumplieron tres meses del accidente que provocó el cierre indefinido del Nevado de Toluca (4 mil 680 mts). Aquella tarde del domingo 10 de agosto pasado, la volcadura de una camioneta que trasladaba a un grupo de turistas, entre ellos algunos de origen extranjero, con un saldo de trece heridos, obligó a las autoridades federales a cancelar el acceso hasta nuevo aviso. Se dice que el conductor involucrado fue rescatado por sus compañeros y que iba en estado de ebriedad; hasta el momento, se desconoce su paradero.
Una semana más tarde, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) informó que un grupo multidisciplinario trabajaría en el diseño de una “nueva modalidad de atención turística” para el Xinantécatl, la cual estaría basada en tres ejes fundamentales: garantizar la seguridad de los paseantes, la protección del entorno natural y el desarrollo responsable de las actividades recreativas.
Incluso, se anunció la reapertura para el 18 de octubre -suspendida horas más tarde-, según la cual únicamente se permitiría el ingreso a pie a la parte alta del cráter. Lo cierto es que, los conductores de las camionetas, que habitan en las faldas del volcán, pretenden que se permita el acceso de vehículos particulares a cambio de una cuota por ocupante. Desde entonces, la incertidumbre ha prevalecido.
A lo largo del año, en este espacio hemos dejado constancia de la situación que guarda el Nevado de Toluca. En su momento, advertimos que, con la llegada del invierno y las bajas temperaturas, las nevadas estacionales, cada vez más escasas, en pleno periodo vacacional provocan el desbordamiento de visitantes, por lo que las autoridades refuerzan las medidas preventivas para vigilar a los turistas y mantener protegida a la montaña.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Seguridad estatal, durante enero de este año, se registró la afluencia de 140 mil personas y el ingreso de aproximadamente 22 mil vehículos. Así, el Xinantécatl se convierte en una especie de “parque invernal”, cuyo destino se debate entre la diversión efímera y el daño ambiental persistente.
Además, se dejó abierta la posibilidad de establecer una nueva categoría para “blindar” de nuestro comportamiento irresponsable y egoísta a esta Área de Protección de Flora y Fauna, cuyo ecosistema es fundamental para mejorar la calidad del aire y alimentar los mantos acuíferos subterráneos.
Una vez superado el inicio de año, nuestro emblemático volcán se ve expuesto a la temporada de incendios forestales, los cuales son provocados en el 90 por ciento de los casos por actividades humanas que van desde quemas agropecuarias no controladas, fogatas de excursionistas, incineración de basura y hasta conflictos entre comunidades; sin soslayar el grave problema de la tala ilegal y desmesurada. Según cifras de la Secretaría del Medio Ambiente estatal, en los últimos años el Nevado de Toluca ha perdido más del 30 por ciento de su masa forestal.
Frente a este panorama desolador, cabe preguntarse si habrá tiempo y voluntad para salir de este callejón que no parece tener salida. Mientras tanto, el llamado de la montaña apuesta por continuar con esta labor de divulgación, ya que el conocimiento nos lleva a admirar y, por ende, a respetar la naturaleza, tal como lo propone el científico español Eduardo Martínez de Pisón.
Brújula.- Al momento de redactar la presente entrega, se esperan los resultados de una reunión entre representantes de la Conanp, del Área de Protección de Flora y Fauna del Nevado de Toluca, de la comunidad indígena de San Juan de las Huertas, ejidatarios y conductores de camionetas, a fin de lograr un acuerdo que permita la reapertura del volcán.
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