Durante mayo, dedicamos este espacio para evocar algunos de los episodios que han marcado al Monte Everest (8,848 metros). Al final, nos quedó la sensación de que la cumbre emblemática por excelencia experimenta, actualmente, una encrucijada.
Su disyuntiva radica en abandonar los principios y valores que animaron a sus primeros exploradores, o bien, satisfacer el capricho de clientes y/o usuarios cada vez más elitistas y banales, acostumbrados a consumir y a desechar. ¿Dónde comenzó realmente todo esto?
La historia señala que, con la primera ascensión al Mont Blanc (4,809 metros), la cumbre más alta de Europa occidental, en junio de 1786, Jacques Balmat y Michel-Gabriel Paccard inauguraron la era del montañismo moderno.
Quedaba atrás una estela de temor, misterio, devoción, peligro y, hasta cierto punto, indiferencia que, por siglos había envuelto a las altas montañas, para dar paso a la curiosidad científica, al desafío individual (el concepto “en solitario” vendría después), así como al deseo de experimentar el contacto con la naturaleza como fuente de inspiración y de búsqueda personal.
Bajo esas circunstancias aparece Chamonix, ciudad ubicada a los pies del Mont Blanc, como un centro dedicado a las actividades de montaña, lugar de origen del oficio del guía de montaña, de la infraestructura y servicios para atender lo que hoy conocemos como turismo de montaña.
Se trataba de responder al naciente interés de una élite acostumbrada a costear sus deseos y manías. Tan es así, que el aristócrata suizo Horace Bénédict de Saussure (geólogo y naturalista) había prometido desde 1760, una recompensa a quien lograra coronar por primera vez el Mont Blanc (Jacques Balmat y Michel-Gabriel Paccard fueron los ganadores).
No obstante, el propio Saussure hizo cumbre en 1787 —asistido por su mayordomo y 18 guías—, pasando a la historia como el “padre del alpinismo moderno”. En segundo plano, aquel grupo de pastores contratado por su conocimiento del terreno, pericia para abrirse paso y cargar todo lo que hiciese falta, únicamente respondía a un motivo meramente económico. ¿Les recuerda algo?
Con el paso del tiempo, veremos que los propósitos se extenderán más allá del continente europeo —Asia y América—, y que la idea de llevar al límite la resistencia humana convertirá al montañismo en una actividad masiva, apoyada en equipo especializado, tecnología de navegación, aunque en sus orígenes se alimentó por relatos épicos y una constante obsesión por dominar a la naturaleza, confirmando así la idea de que “el hombre es la medida de todo”.
Luego, entonces, si el Mont Blanc fue la cuna del montañismo moderno, ¿el Everest podría ser su tumba?
Brújula. Esta semana, el rumbo informativo se mantiene en el Estado de México para hacer eco de la preocupación que prevalece entre la comunidad montañista, debido a la creciente inseguridad en diferentes zonas naturales de la entidad a las que, definitivamente, ya no se recomienda salir de excursión.
Se trata de las zonas conocidas como El Mapa, Corral de Piedra, Los Túneles (Nevado de Toluca) y La Peñuela. En otras áreas, como las vías y cascadas ubicadas en el municipio de Ocoyoacac, además de la cara sur del Nevado de Toluca, se deben también extremar precauciones.
Hasta que las autoridades cumplan con su deber, nos corresponde conocer y aplicar las medidas preventivas y los protocolos de emergencia indispensables, entre ellos, tener a la mano los teléfonos de emergencia de las zonas que visitamos como Cruz Roja, Protección Civil, el número 911; así como avisar a familiares y amigos, tal como lo recomienda, acertadamente, el Club de Exploraciones de México, sección Toluca.
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