En este espacio, hemos relatado algunas de las hazañas más importantes en la historia reciente del montañismo. Hace unas semanas, recordábamos la épica expedición de Hermann Buhl -el primer ocho mil en solitario- registrada en julio de 1950. ¿Qué tanto han evolucionado sus protagonistas? Ahora nos ocuparemos de una persona que recién anunció su ascenso número 50 en montañas de más de 8 mil metros: Nirmal Purja.

Se trata de un escalador de origen nepalí con 42 años, cuya genética fue maximizada gracias a su estancia en las fuerzas especiales del ejército británico. Un atleta de alto rendimiento, con una trayectoria meteórica, caracterizada por los récords. Baste un ejemplo: en 2019 conquistó las 14 montañas más altas del mundo (aquellas de más de ocho mil metros de altura) en apenas 6 meses y seis días; la marca anterior era de siete años.

Tal suceso, le otorgó a “Nims” -como también es conocido- categoría de auténtica celebridad. Borró de tajo la imagen tradicional del sherpa discreto, que se resignaba a mantenerse a un lado (en el mejor de los casos) o atrás del extranjero conquistador de las grandes montañas en el Himalaya.

Su personalidad controvertida lo convierte en imán para los medios de comunicación y millones de seguidores en redes sociales y potenciales clientes, porque también es dueño de una de las agencias de turismo de montaña más exitosas a nivel global (Elite Exped).

El aura casi mística que caracterizó a los primeros héroes del montañismo, cuyos retratos aún en blanco y negro revelan el sufrimiento de un clima atroz, la soledad y la precariedad, así como las reflexiones plasmadas en diarios con la sensación constante de que podían ser notas de despedida, se contraponen con las cámaras y reflectores que acompañan a Nirmal, el protagonista de las nuevas hazañas con calidad de producción cinematográfica, para inspirar a sus admiradores, algunos de los cuales incluso están dispuestos a desembolsar grandes sumas de dinero para emular sus experiencias.

Prueba de lo anterior es que, a principios de julio pasado, cuando dio a conocer que había logrado su cumbre número 50 en montañas de más de ocho mil metros, Nirmal Purja fue rotundo en sus redes sociales: “Nadie ha hecho esto antes. El más rápido. El primero”. ¿Declaración de principios o frase publicitaria?

Lo anterior, merece algunas acotaciones, sin el afán de escatimar el resultado por sí mismo. Detrás de este personaje existe un experimentado equipo de apoyo y una planeación digna de la precisión de un reloj suizo, que le ha allanado el paso para alcanzar sus objetivos. Incluso, la fortuna ha estado de su lado. De acuerdo, todo cuenta, pero hasta qué punto.

Encaminemos una posible respuesta tomando como referencia a nuestro personaje, quien es autor de la imagen más controversial y popular de los últimos tiempos: una fila de más de 200 personas rumbo a la cima del Everest en 2019. Masificación y peligro total en la cima más alta del mundo. ¿A quién se la atribuimos, al montañista o al empresario?

Otro heredero de la estirpe sherpa, en este caso Jamling, hijo de Tenzing Norgay (quien junto con Edmund Hillary realizó el primer ascenso al Everest en 1953), lamenta la excesiva comercialización del montañismo y nos recuerda que “La montaña es de los dioses, no de los hombres”.

Brújula. Hasta aquí el tema de los récords, ya que el rumbo informativo nos traslada, en esta ocasión, a los Alpes italianos, donde diversos medios reportan que, tan solo en el último mes, se han registrado cerca de cien muertes, en su mayoría de personas que practicaban senderismo sin la preparación adecuada. Lo mismo caminando, en bicicleta o corriendo, muchas de estas víctimas sufrieron caídas, resbalones, agotamiento o enfermedades súbitas.

El dato es por demás preocupante. No importa el sitio, ya sea en el Himalaya o en los Alpes, el llamado de la montaña exige preparación y respeto. Siempre.

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