El 11 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las Montañas, una efeméride establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas desde 2003, con el propósito de recordarnos la fragilidad de estos ecosistemas, auténticos indicadores de los efectos provocados por el cambio climático.
Aunque para muchos representan territorio de aventura, paisaje o devoción, lo cierto es que también cumplen funciones esenciales para la vida en el planeta, las cuales enfrentan hoy presiones sin precedentes.
En este espacio ya lo habíamos advertido, al señalar que los glaciares, esas enormes masas de hielo que han permanecido durante miles de años en las partes altas de numerosas montañas, así como en amplias extensiones de suelo en Groenlandia y la Antártida, se están derritiendo de manera alarmante.
Pensar que, por ubicarse en sitios alejados de nuestro entorno habitual, carecen de relación con nosotros sería un error muy grave, ya que concentran alrededor del 70 por ciento del agua dulce en el planeta. Su preocupante retroceso, derivado del calentamiento global, nos coloca frente a una verdadera encrucijada.
En el caso específico de nuestro país, oficialmente solo queda el glaciar de Jamapa, ubicado en la cara norte del Pico de Orizaba (5,636 mts). Sin embargo, el derretimiento que ha experimentado en las últimas décadas parece condenarlo al mismo destino que llevó a la desaparición del glaciar de Ayoloco, en el Iztaccíhuatl (5,230 mts) en 2018, tal como lo confirmarían científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México tres años después.
Por ello, debemos insistir: lo que antes parecía una transformación silenciosa hoy es evidente. Las montañas están cambiando más rápido de lo que nuestra capacidad de reacción permite. El retroceso de los glaciares altera la disponibilidad de agua y, en consecuencia, el impacto se extiende mucho más allá de sus laderas.
Conmemorar esta fecha va más allá de recordar un acuerdo internacional, implica reconocer que estamos ante un punto crítico. Lo que ocurra en las montañas en las próximas décadas definirá la estabilidad hídrica, climática y social de amplias regiones. Celebrarlas es insuficiente. Nos corresponde comprender su vulnerabilidad y actuar en consecuencia.
En ese sentido, vale la pena recordar la advertencia que hizo Barack Obama hace más de una década: “Somos la primera generación en experimentar los efectos del cambio climático y la última que tiene la oportunidad de revertirlos”.
Brújula. Esta semana, el rumbo informativo nos traslada al municipio de Tlachichuca, Puebla, uno de los principales accesos al Pico de Orizaba. De acuerdo con reportes oficiales, un grupo de once turistas guatemaltecos se extravió; sin embargo, gracias a una llamada al número de emergencia 911, autoridades de protección civil y de seguridad, en coordinación con algunos grupos de montañistas locales, implementaron un operativo para su oportuna localización. Es importante extremar precauciones, sobre todo durante esta época, para prevenir tragedias en nuestras montañas.
Síguenos en nuestras redes sociales:
Instagram: @eluniversaledomex, Facebook: El Universal Edomex y X: @Univ_Edomex