Septiembre suele ser el mes en el que nuestro fervor patrio se desborda y, al mismo tiempo, nos recuerda tragedias que han marcado la historia reciente de nuestro país. En este espacio, aprovecharemos la oportunidad para hablar de Carlos Carsolio Larrea (Ciudad de México, 1962) el primer no europeo, el primer latinoamericano que conquistó la cumbre de las catorce montañas más altas del planeta, aquellas que miden más de 8 mil metros de altura, y sin ayuda de oxígeno complementario. Un mexicano excepcional.
Hijo de montañistas, Carlos escuchó el llamado de la montaña a muy temprana edad, ya que con apenas 16 años ascendió al Iztaccíhuatl (5,230 mts), la tercera cumbre de nuestro país, solo detrás del Popocatépetl (5,426 mts) y el Citlaltépetl o Pico de Orizaba (5,636 mts).
Pero la historia del montañismo mundial le tenía reservado un lugar privilegiado junto a personajes como el italiano Reinhold Messner (a quien dedicamos nuestra colaboración anterior), el primero en lograr los “14 ochomiles” en 1986; seguido del polaco Jerzy kukuczca en 1987; en tercer sitio, el suizo Erhard Loretan en 1995; y después el mexicano Carlos Carsolio en 1996. Apenas con 33 años, en aquel momento, además, fue el más joven en conseguir un lugar en la élite del montañismo mundial.
Se especializó a muy temprana edad en la escalada en roca y refrendó el estilo que lo consagraría: “El verdadero alpinista es aquel que intenta nuevas rutas”. Más tarde, vendrían Yosemite, el Aconcagua y diferentes desafíos en los Alpes, todos los cuales refrendaron su visión y lo prepararon para convertirse en un himalayista legendario.
Sus proezas lo distinguieron de la mayoría de sus contemporáneos. Se ganó a pulso una reputación mundial por la integridad con que siempre buscó acercarse a las grandes montañas: con la mayor pureza posible; es decir, eligiendo ascensos ligeros, alejado de las grandes expediciones y, en muchas ocasiones, en solitario y sin apoyo de oxígeno suplementario, con el enorme riesgo que esto último implica.
Carlos Carsolio desarrolló un dominio técnico y una fortaleza mental inigualables. Durante 15 años se dedicó a abrir rutas nuevas en la cordillera de los Himalayas. Él comprendió que la montaña merece el mayor respeto y mantuvo la convicción de que ir más allá de los límites podía costarle la vida.
En octubre de 2022, en una entrevista con el periodista Ricardo Raphael, Carsolio reconoció que, en tres ocasiones, se despidió de la vida con la certeza de que no iba a sobrevivir.
Sin embargo, en esas situaciones límite, nuestro personaje asumió que iría al encuentro con la muerte buscando una solución. Para su fortuna -la cual él mismo
acepta haberse procurado con base en disciplina, esfuerzo y dedicación permanente-, la solución llegó y transformó esas experiencias en auténticas lecciones de vida. Sí, la montaña como la mejor maestra de vida.
La información relacionada con las cumbres, récords y hazañas de Carlos Carsolio puede consultarse con facilidad. En este espacio, intentamos aproximarnos apenas un poco al ser humano que no conforme con adoptar el montañismo como estilo de vida, como filosofía, también ha desarrollado una exitosa trayectoria como ingeniero, artista plástico, conferencista y divulgador de sus experiencias. Un mexicano excepcional que cumple aquel proverbio tibetano: “Quien ha escuchado alguna vez la voz de las montañas, nunca la podrá olvidar”.
Brújula.- Mientras recordamos a los grandes referentes del montañismo, seguimos atentos a la actualidad: el Nevado de Toluca cumple más de un mes cerrado de manera indefinida, y la comunidad espera claridad de las autoridades sobre su futuro.
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