El repunte de hasta 15 por ciento en la mala calidad del aire durante diciembre y enero vuelve a evidenciar una contradicción recurrente: mientras las autoridades ambientales afinan protocolos y anuncian posibles contingencias, buena parte de la contaminación se origina en prácticas sociales arraigadas como la quema de pirotecnia, llantas y residuos a cielo abierto; el llamado de la secretaria Alhely Rubio Arronis a la corresponsabilidad ciudadana no es retórico, sino una advertencia sobre los límites de la acción gubernamental cuando el problema se genera en patios, calles y celebraciones privadas, pues sin cambios de hábitos el costo se traslada a restricciones, suspensión de actividades y afectaciones a la salud pública, recordando que el aire no distingue tradiciones, pero sí resiente su impacto.
La supervisión de los módulos del programa Migrante Mexiquense durante la temporada decembrina refleja una doble exigencia para el gobierno estatal: garantizar que el discurso de atención con enfoque de derechos humanos se traduzca en servicios reales y, al mismo tiempo, enviar una señal de confianza a miles de connacionales que regresan temporalmente a su lugar de origen; la revisión permanente de estos espacios no solo busca prevenir irregularidades administrativas, sino reconocer que el trato digno, la asesoría efectiva y la coordinación institucional son tan relevantes como la infraestructura instalada, pues para quienes cruzan fronteras y regresan en fechas sensibles, la calidad de la atención pública puede marcar la diferencia entre una política social que acompaña y una que solo cumple en el papel.
La incorporación de casi mil nuevos elementos a las corporaciones de seguridad del Estado de México, con una participación femenina del 43 por ciento, refleja un cambio gradual pero significativo en un ámbito históricamente dominado por hombres, donde la formación policial se consolida como una vía de estabilidad laboral y movilidad social; no obstante, más allá del discurso de inclusión impulsado por la gobernadora Delfina Gómez Álvarez, el reto central de su administración será traducir esta renovación de personal en una mejora tangible de la seguridad, fortalecer la capacitación continua y garantizar condiciones laborales dignas, porque incrementar el número de policías y ampliar la presencia femenina es un paso relevante, pero la confianza ciudadana se construye con resultados en la calle.
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