Las declaraciones de Macarena Montoya sobre la transferencia de unidades médicas a IMSS-Bienestar revelan que el proceso avanza, pero todavía con importantes pendientes. Aunque más de mil 200 unidades ya operan bajo el nuevo esquema, el hecho de que solo la mitad cuente con formalización legal confirma que la transición aún no está completamente consolidada.

El reto será garantizar que este desfase entre operación y documentación no afecte la continuidad de los servicios ni genere incertidumbre institucional. En un proceso de esta magnitud, la coordinación efectiva entre el gobierno estatal y el federal es clave para evitar vacíos y asegurar que la reestructuración del sistema de salud se traduzca realmente en beneficios para la población.

Macarena Montoya habló sobre la transferencia de unidades médicas a IMSS-Bienestar. Foto Alejandro Vargas / El Universal
Macarena Montoya habló sobre la transferencia de unidades médicas a IMSS-Bienestar. Foto Alejandro Vargas / El Universal

Larga espera

El caso de las 154 viviendas afectadas por la construcción del Tren México-AIFA evidencia que, pese a los compromisos asumidos, el avance en las reparaciones sigue siendo desigual y lento. La dispersión escalonada de recursos por parte de la CONAVI ha generado incertidumbre entre los vecinos, especialmente ante el cierre de año y el riesgo de que las obras se queden sin personal. Aunque existen trabajos en marcha, la falta de comunicación y la ausencia de pagos completos han provocado que varias familias sigan viviendo en inmuebles en reparación o en estructuras que debieron ser demolidas desde hace meses. El contraste entre los avances en algunos casos y el rezago en otros muestra una coordinación insuficiente entre las dependencias involucradas.

Para los afectados, no se trata de negar que haya acciones, sino de exigir que se cumplan los acuerdos en tiempo y forma. En un proyecto de infraestructura de esta magnitud, ofrecer certidumbre no debería ser un pendiente: es una obligación.

Traslado vital

El operativo aéreo para trasladar un hígado y dos riñones hacia el Hospital General de México muestra cómo la coordinación entre el sector salud y la Policía Municipal puede marcar una diferencia real en situaciones de alto riesgo. Sin embargo, también evidencia que este tipo de acciones, aunque extraordinarias, son necesarias porque el sistema de trasplantes aún enfrenta limitaciones de infraestructura y tiempos que no siempre permiten respuestas ágiles. Que el helicóptero Coyote 1 se utilice para labores humanitarias es positivo y demuestra voluntad institucional, pero también plantea la pregunta de por qué estas capacidades no están más extendidas o integradas en un protocolo regional permanente. La eficiencia demostrada en este caso debería convertirse en la norma y no en la excepción.

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